Los difuntos viejos
Yo no amo a los que viven, «putrefacción andante»,
yo busco a los que moran de la ciudad muy lejos,
bajo la tierra, y amo la calva deslumbrante
de los bruñidos cráneos de los difuntos viejos.
¡Cadáveres amigos, qué calma semejante
hallar a vuestra calma! Ni compasión, ni dejos
de las antiguas penas mostráis en el semblante,
que alumbra en los osarios la luz agonizante
del sol, dándoles nimbos de cárdenos reflejos.
¡Oh muerte! ¡oh paz!... ¡Yo adoro la calva deslumbrante
de los bruñidos cráneos de los difuntos viejos!