Los cuatro valientes
Atención, noble auditorio,
Todo el orbe se suspenda
Mientras mi lengua declara
La más reñida pendencia
Que sucedió en Barcelona,
Siendo la ocasión pequeña,
De cuatro nobles vasallos
Del Rey de España que aumentan
Las voces con sus hazañas
Por España y fuera de ella,
Que con decir españoles
Todas las naciones tiemblan.
El primero y principal
Es Don Diego de Contreras,
E1 otro es Alfonso Téllez,
Hombre de valor y fuerza,
Y don Caitano García,
No me atrevo a numerarlo.
El otro es Pedro Cadenas.
Alférez, hoy reformado,
Sargento vive en galeras.
En esta ciudad se crió
Una dama hermosa y bella,
Espejo de la hermosura,
Dama de Pedro Cadenas.
Alfonso con cien requiebros
Empieza a entretenerla
Y la dama le responde
Y le habla de esta manera:
Vaya, español, a su tierra
Y no venga a pretender
La dama barcelonesa,
Mire que no faltará
Quien le rompa la caheza.
Alfonso lleno de rabia
Y con risa descompuesta,
Alzó la mano y le dió
Un bofetón a la hembra,
Que le deshizo la cara,
Los labios, dientes y muelas,
Y en sangre se la bañó;
Y se va Alfonso y la deja:
Dile a tu amigo Cadenas
Que Alfonso lo espera afuera.
Ya se va Pedro Cadenas
Por la calle de su dama.
Se dice: ¿quién fué el aleve
Que te ofendió tu belleza,
Sabiendo que yo estoy vivo
Y que corres a mi cuenta?
Yo le quitaré la vida
Con esta espada sangrienta.
Y la dama le responde
Y le habla de esta manera:
No fueras Pedro Cadenas
Si esta infamia tú no vengas,
Y le cortas tú la mano
Trayéndole a mi presencia.
Salen los cuatro a pasear
Alegremente y sin pena
En un descampado sitio
Donde los cuatro se encuentran.
Cierran los cuatro valientes
Con tal valor y tal fuerza
Que el sol se paró a mirarlos
En medio de su carrera.