= VII = [1]


Profecía del Plata


Se conmueven del Inca las tumbas.
López




Cuando con garra impía,
audaz el león de Iberia y arrogante,
el nuevo mundo asía
y su fuerza pujante
dominaba en los piélagos de Atlante.



Cuando sus naos, preñadas
de avaricia y furor, lanzaba España
a las tierras domadas
y a las playas que baña
el raudo Plata a vomitar su saña.


El portentoso Río,
enfurecido al ver tanta osadía,
terrífico y sombrío
su ceño mostró al día
por revelar aquesta profecía.


«Tiranos alevosos
gozaos, gozaos en la obra pasajera
de designios odiosos,
que ya se acerca la era
a vuestro orgullo y suerte lastimera.


Gozaos sí, que esta tierra,
de vuestro cetro inicuo fatigada,
acudirá a la guerra,
y será quebrantada
vuestra arrogancia y a su vez domada.


Ya la lumbre fulgente
veo de mayo alzarse por la esfera
y la turba insolente,
que vuestra ley venera,
se aturde al verla cual si rayo fuera.


El Argentino entonces
tremola el estandarte victorioso,
y los tremendos bronces,
y el acero filoso
anima con su aliento rencoroso.


Las cadenas quebranta
que oprimen a la Patria moribunda
y su cerviz levanta
airada y tremebunda,
que conturba la hueste furibunda.


Su voz truena potente
y a los pueblos concita a la venganza
de todo el continente,
que acorren sin tardanza
a las furiosas lides y matanza.


Del Sud en las regiones
la libertad arbola su estandarte
y divinos blasones
a sus hijos reparte;
marcial aliento les infunde y arte.



¿No miráis cómo el trueno
que se enciende en mis márgenes de plata,
de muerte y rencor lleno,
por el Sud se dilata
y vuestros solios rompe y desbarata?


¿No escucháis cuál retumba
en los Andes con hórrido estampido,
y conmueve la tumba
del Inca que ofendido
del polvo se alza de furor ceñido;


y a sus hijos convoca
y a su progenie toda a la venganza
con su acento provoca,
que ardida se abalanz
al campo y vuela con espada y lanza?


¿No veis cuál se encamina
por el indiano suelo desprendiendo
mil rayos que fulmina,
a polvo reduciendo,
y a cenizas vuestro León tremendo?


Temblad, temblad tiranos
que oprimís a la América inocente,
con aceradas manos,
temblad, que ya el torrente
de asolación desata mi corriente.


Cual rayo amenazante
que de la parda nube se desprende
y ardiendo fulminante,
con ímpetu desciende,
deslumbra, aterra, despedaza,


así con saña airada
desplomará su furia y vehemencia
y será desquiciada
vuestra vana insolencia
caduco poderío, omnipotencia.


Y el vasto continente,
de vuestro vil dominio libertado,
gozará independiente
el venturoso hado
a su heroísmo y gloria reservado».


De mayo el sol brillante,
se mostró al Argentino y confundido
huyeron al instante
los bandos atrevidos,
por sus valientes haces perseguidos.



Y como astutos lobos,
que bravos cazadores acecharon
devorando sus robos,
al verlas se pasmaron
y la sangrienta presa abandonaron.


Notas del autor

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  1. Ésta y otras composiciones del mismo género en este libro insertas, la escribí preocupado aún del estilo y formas usadas por los poetas españoles, cuyas liras rara vez han cantado la libertad. Si, recobrando mi patria su esplendor, me cupiese la dicha de celebrar otra vez sus glorias, seguiría distinto rumbo; pues sólo por no trillados senderos se descubren mundos desconocidos.

    La poesía entre nosotros aún no ha llegado a adquirir el influjo y prepotencia moral que tuvo en la antigüedad, y que hoy goza entre las cultas naciones europeas: preciso es, si quiere conquistarla, que aparezca revestida de un carácter propio y original, y que reflejando los colores de la naturaleza física que nos rodea, sea a la vez el cuadro vivo de nuestras costumbres, y la expresión más elevada, de las ideas dominantes, de los sentimientos y pasiones que nacen del choque inmediato de nuestros sociales intereses, y en cuya esfera se mueve nuestra cultura intelectual. Sólo así, campeando libre de los lazos de toda extraña influencia, nuestra poesía llegará a ostentarse sublime como los Andes; peregrina, hermosa y varia en sus ornamentos como la fecunda tierra que la produzca.