Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

LOS COCUYOS. editar

(Á JOSEFINA PÉREZ.)

CUANDO la noche prende del alto cielo
Su negra colgadura de terciopelo,
Cuando las sombras reinan y de las flores
Los pétalos encubren de mil colores,
        Natura triste
Sus ropas de crespones también se viste.


En sombras convertidas vegas y faldas
Inmolan en la noche sus esmeraldas;
Todo reposa inerme; bajo los tilos
No teje el arroyuelo plateados hilos;
        Sin esperanza
La vista busca ansiosa la lontananza.



No muestra el ave amante su rica gala,
Y esconde la cabeza bajo del ala;
En el recodo añoso no ver procura
La tímida cantora tanta pavura.
        ¡Qué desconsuelo
Es ver la tierra oscura y oscuro el cielo!


Pero en tan triste cuadro, sin luz ni arrullos,
Los héroes del encanto son los cocuyos:
Cuando las luces mueren, su luz alumbra,
Y bordan, vigilantes en la penumbra
        Cual centinelas.
El manto de la noche de lentejuelas.


Encanto inesperado, sorpresa grata
De la espantosa sombra que se desata;
De dicha mensajeros ¡oh Dios, cual tuyos!
En la cerrada noche son los cocuyos;
        El cielo os hizo
El idilio nocturno del paraiso.



Bajo del negro toldo blancas centellas!
¿Son flores de los prados ó son estrellas?
¡Oh dulces voladores, al irse el día,
De sus gallardas flores creerse podría
        Que, al ocultarlas,
Se baja el firmamento para besarlas.



Linternitas aladas que en sus amores
Son ellas de sí mismas luces y flores;
Yo sé que en sus designios propicio el cielo
Les dio misión de encantos en nuestro suelo.
        Misión divina
Fué iluminar la cuna de Josefina.