Llevóme Febo a su Parnaso un día
Cuenta el poeta la estimación que se hace en este tiempo de los laureles poéticos
Llevóme Febo a su Parnaso un día,
y vi por el cristal de unos canceles
a Homero y a Virgilio con doseles,
leyendo filosófica poesía.
Vi luego la importuna infantería
de poetas fantásticos noveles,
pidiendo por principios más laureles
que anima Dafnes y que Apolo cría.
Pedíle yo también por estudiante,
y díjome un bedel: «Burguillos, quedo:
que no sois digno de laurel triunfante».
¿Por qué?», le dije; y respondió sin miedo:
Porque los lleva todos un tratante
para hacer escabeches en Laredo.»