Llamó a mi corazón, un claro día
Llamó a mi corazón, un claro día, con un perfume de jazmín, el viento. -A cambio de este aroma, todo el aroma de tus rosas quiero. -No tengo rosas; flores en mi jardín no hay ya, todas han muerto. Me llevaré los llantos de las fuentes, las hojas amarillas y los mustios pétalos. Y el viento huyó... Mi corazón sangraba... Alma, ¿qué has hecho de tu pobre huerto?