Libro de Buen Amor: 086
Enxiemplo de la raposa et del cuervo
»La marfusa un día con la fambre andava,
vido al cuervo negro en un árbol do estava,
grand pedaço de queso en el pico levava,
ella con su lisonja también lo saludava:
'¡O, cuervo tan apuesto! del çisne eres pariente,
en blancura, en dono, fermoso, relusiente,
más que todas las aves cantas muy dulçemente;
si un cantar dixieres, diré yo por él veinte.
Mejor que la calandria nin el papagayo,
mejor gritas que tordo, nin ruyseñor nin gayo:
si agora cantases, todo el pesar que trayo,
me tiraréis en punto más que con otro ensayo.'
Bien se coydó el cuervo, que con el gorgear
prasíe a todo el mundo más que con otro cantar,
creíe que la su lengua e el su mucho gaçnar
alegrava las gentes más que otro juglar.
Començó a cantar, la su vos a erçer,
el queso de la boca óvosele a caer,
la gulhara en punto se lo fue a comer,
el cuervo con el dapño ovo de entristeçer.
Falsa honra et vana gloria y el risete falso
dan pesar e tristesa, e dapño sin traspaso,
muchos cuydan que guarda el viñadero el paso,
e es la magadaña que está en el cadahalso.
Non es cosa segura creer dulçe lisonja,
de aqueste dulçor suele venir amarga lonja,
pecar en tal manera non conviene a monja,
religiosa non casta es perdida toronja.»
«Señora», dis la vieja, «ese miedo non tomedes,
el omen que vos ama nunca lo esquivedes,
todas las otras temen eso que vos temedes,
el miedo de las liebres las monjas lo avedes.