Libro de Buen Amor: 042B

Libro de Buen Amor
de Arcipreste de Hita
De cómo Amor se partió del arçipreste, et de cómo doña Venus lo castigó II

De cómo Amor se partió del arçipreste, et de cómo doña Venus lo castigó II


El fuego más fuerte quexa ascondido, encobierto,
que non quando se derrama esparçido e descobierto;
pues éste es camino más seguro e más çierto,
en vuestras manos pongo el mi coraçón abierto.

Doña Endrina que mora aquí en mi vesindat
de fermosura e donayre, et de talla e de beldat
sobra e vençe a todas quantas ay en la çibdat.
Si el amor no me engaña, yo vos digo la verdat.

Esta dueña me ferió de saeta enerbolada
atraviésame el coraçón, en él la tengo fincada
toda mi fuerça pierdo, et del todo me es tirada,
la llaga va cresçiendo, del dolor non mengua nada.

A persona de este mundo yo non la oso fablar,
porque es de grand linage, et dueña de grand solar,
es de mejores parientes que yo e es de mejor lugar,
en le desir mi deseo non me oso aventurar.

Con arras e con donas ruéganla casamientos,
menos los preçia todos que dos viles sarmientos,
a do es el grand linage aí son los alçamientos,
a do es mucho algo son los desdeñamientos.

Rica muger e fija de un porqueriso vil
escogerá marido qual quisiere entre dos mil:
pues así aver non puedo a la dueña gentil,
averla he por trabajo et por arte sotil.

Todas aquestas noblesas me fasen querer,
por aquesto a ella non me oso atrever,
otro cobro non fallo que me pueda acorrer
si non vos, doña Venus, que lo podedes faser.

Atrevime con locura et con amor afincado,
muchas veses gelo dixe, que finqué mal denostado,
non preçia nada, muerto me trae, coytado:
si non fuese tal mi vesina, non sería tan penado.

Quanto más se está omen al grand fuego llegado,
tanto mucho más se quema que quando está alongado,
esto me trae muerto perdido et penado:
así, señora doña Venus, sea de vos ayudado.

Ya sabedes nuestros males et nuestras penas parejas,
sabedes nuestros peligros, sabedes nuestras consejas,
non me dades respuesta, nin me oyen vuestras orejas,
oítme vos mansamente las mis coytas sobejas.

Non ven los vuestros ojos la mi triste catadura,
tira de mi coraçón tal saeta e tal ardura,
conortadme esta llaga con juegos e folgura,
que non vaya sin conorte mi llaga e mi quejura.

¿Quál es la dueña tan brava et tan dura,
que al su servidor non le faga mesura?
Afinco vos pidiendo con dolor et tristura,
el grand amor me fase perder salud e cura.

El color he perdido, mis sesos desfallesçen,
la fuerza non la tengo, mis ojos non paresçen,
si vos non me valedes, mis membrios desfalleçen.»
Respondió doña Venus: «Servidores vençen.

Ya fueste consejado del Amor, mi marido,
d'él en muchas maneras fuste aperçebido,
porque le fuste sañudo, contigo poco estido,
de lo qu'él non te dixo, de mí te será repetido.

Si algo por ventura de mí te fuere mandado
de lo que mi marido te ovo aconsejado,
serás d'ello más çierto, irás más segurado,
mejor es el consejo de muchos acordado.

Toda muger que mucho otea, o es risueña,
dil' sin miedo tus coytas, non te embargue vergüeña,
a penas de mil una te despreçie, más desdeña,
amarte ha la dueña, que en ello piensa e sueña.

Sírvela, non te enojes, sirviendo el amor creçe,
serviçio en el bueno nunca muere, nin peresçe,
si se tarda, non se pierde, el amor non fallesçe,
el grand trabajo todas las cosas vençe.

El amor leó a Ovidio en la escuela,
que non ha muger en el mundo, nin grande nin moçuela,
que trabajo e serviçio non la traya al espuela
que tarde o que ayna creye que de ti se duela.

Non te espantes d'ella por su mala respuesta,
con arte o con serviçio ella la dará apuesta
que siguiendo e serviendo en este cuidado es puesta
el omen mucho cavando la grand peña acuesta.

Si la primera onda del mar airada
espantase al marinero, quando viene turbada,
nunca en la mar entraríe con su nave ferrada:
non te espante la dueña la primera vegada.