Les Sages d'autrefois...
Los sabios de antaño, que valían tanto como los de hoy,
creyeron y este es un punto todavía mal dilucidado,
leer en el cielo tanto de dicha como los desastres
y que cada alma estaba unida a uno de los astros.
(Mucho se ha bromeado, sin pensar que a menudo
la risa es tan ridícula como engañosa
sobre esta explicación del misterio nocturno.)
Ahora bien, aquellos nacidos bajo el signo de Saturno,
fiero planeta caro a los nigrománticos
entre todos tiene, según los viejos grimorios,
buena parte de desdicha y de cólera.
La imaginación inquiete y débil,
en ellos anula el esfuerzo de la razón.
En su vena la sangre, sutil como un veneno
raro y ardiente como la lava, corre y arrolla
encogiendo su triste ideal que se derrumba.
Y así los Saturnianos deben sufrir y así
morir –admitiendo que seamos mortales–,
pues su plan de vida ha sido trazada línea a línea
por lógica de una influencia maligna.