Lejos estoy de ti...
Lejos estoy de ti, y, solo al lado del fuego,
En mi mente pasa mi vida desprovista de suerte,
Ochenta años parece que he vivido en el mundo,
Que estoy viejo como el invierno, que tu ya estarás muerta.
Los recuerdos caen en el alma como gotas,
Redespertando frente a mi las pasadas pequeñeces;
Con sus dedos el viento golpea en las ventanas,
Se hila mi pensamiento en el huso de los dulces cuentos,
Y entonces parece que pasas frente a mi,
Con los ojos grandes en lágrimas, con manos delgadas y frías;
Con tus brazos te apoyas en mi cuello
Y quizás quieres decirme algo... después suspiras...
Yo aprieto a mi pecho mi tesoro de amor y hermosura,
En besos unimos nuestras pobres vidas...
¡Oh! la voz del recuerdo quede para siempre muda,
Para que olvide la suerte que por un momento he tenido,
Que olvide como después de un momento te arrancaste de mis brazos...
¡Seré viejo y solo, habrás muerto de hace mucho tiempo!