Las vidas paralelas de Plutarco/Comparacion de Dion y Bruto

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

COMPARACION DE DION Y BRUTO.


Siendo muchos los bienes de todo género que en estos dos varones se acumularon, el que puede contarse por primero, que es baber llegado á ser grandes de pequeños principios, esto sobresale más en Dion, porque no tuvo quien con el concurriese, como tuvo Bruto á Casio, el cual, aunque en la virtud y en la opinion no le era comparable, en valor, pericia y hazañas no puso para la guerra menor parte; y áun algunos á él es á quien atribuyen el principio de la empresa, diciendo haber sido autor é instigador del pensamiento contra César respecto de Bruto, que por sí á nada se movia. Dion así como las armas, las naves y las tropas, igualmente parece que puso por sí mismo solo, los amigos y los colaboradores de la obra. Ni allegó tampoco Dion como Bruto riqueza y poder de los negocios mismos y de la guerra, sino que impendió en la guerra su riqueza propia, consagrando á la libertad de sus conciudadanos los medios que tuvo para subsistir en su destierro. Además, Bruto y Casio, echados de Roma, no siéndoles dado permanecer en reposo, cuando ya eran perseguidos como reos de pena capital, por necesidad recurrieron á la guerra, y conRando sus personas á las armas, más puede decirse que se expusieron á los peligros por af mismos, que por sus conciudadanos; pero Dion, pasando en el destierro una vida más extensa y placentera que el tirano que le desterrapa, voluntariamente abrazó el peligro por salvar á la Siciba.

No era tampoco igual beneficio que redimir á los Siracusanos de Dionisio, el libertar de César á los Romanos, porque aquél ni siquiera negaba que era tirano, y llenaba la Sicilia de infinitos males; pero el imperio de César, sí al formarse se hizo sentir á los que se le oponian, para los que ya le habian dado entrada y le estaban sometidos no tenía de tiránico más que el nombre y la idea, sin que se hubiese visto de él obra ninguna de crueldad ó tiranía, y ántes hizo ver que siendo en el estado de las cosas necesaria la monarquía, fué dado por algun buen genio como el médico más suave y benigno. Así es que á César inmediatamente lo echó ménos el pueblo romano, hasta el término de hacerse terrible é irreconciliable á los que le dieron muerte; y por el contrario, para Dion fué un grave cargo ante sus conciudadanos la evasion de Dionisio, y el no haber permitido violar el sepulcro del primer tirano.

En las mismas acciones de guerra Dion se mostró siempre un general irreprensible, dirigiendo perfectamente las que él dispuso, y enmendando y corrigiendo las que otros habían desgraciado; cuando Bruto, áun respecto del último combate en que se aventuró todo, parece que ni se arrojó á él con prudencia, ni encontró enmienda al descalabro; sino que luego perdió y abandonó toda esperanza, no tratando ni siquiera como Pompeyo de probar fortuna, y esto sin embargo de que áun le quedaban medios de confiar en las mismas armas, y de que con sus naves dominaba seguramente todo el mar. Lo que más se ha reprendido en Bruto, que es el que habiendo debido la vida al favor de César, y salvado á cuantos quiso, siendo uno de sus amigos, preferido en los honores á muchos, hubiese puesto manos en su persona, esto ciertamente no habrá nadie que lo diga de Dion, sino más bien lo contrario; pues siendo deudo de Dionisio, mientras se mantuvo en su amistad dirigió y promovió sus intereses; pero despues de ser desterrado de su patría, ofendido en su mujer y privado de su patrimonio, tuvo ya manifiestas causas para una guerra justa y legítima. Pero esto en primer lugar, no puede convertirse y valer en sentido contrario? Porque lo que cede en la mayor alabanza de los hombres, que es el odio á la tiranía y la aversion á toda maldad, esto en nadie se vió más claro ni con mayor pureza que en Bruto; pues no teniendo en particular nada por que quejarse de César, sólo se expuso por la pública libertad; y Dion, á no haber sido personalmente injuriado, no habria hecho la guerra; lo que aparece con mayor claridad de las cartas de Platon, por las que se ve que á Dionisio lo destruyó Dion arrojado de la tiranta, no retírándose él de ella. Mas á Bruto fué el bien público el que le hizo amigo de Pompeyo y enemigo de César, poniendo siempre en sola la justicia el término de su odio ó de su amor; pero Dion hizo muchas cosas en servicio de.

Dionisio, mientras éste se puso en sus manos; y cuando desconfió de él, por enojo le movió la guerra. Por lo mis mo, no todos sus amigos tuvieron por cierto que no aseguraria y consolidaria para sí el imperio, destruido Dionisio, halagando á los ciudadanos con un nombre más blando de tiranía; cuando en órden á Bruto, áun de boca de sus mismos enemigos se oia que de cuantos conjuraron contra César, él sólo no se propuso desde el principio hasta el fin otro objeto que el de restituir á los Romanos su patrio y legitimo gobierno.

Aun sin esto el combate contra Dionisio no era lo mismo que el combate contra César, porque á Dionisio no habia ninguno áun de sus más íntimos amigos que no lo despreciase, viéndole pasar la mayor parte del tiempo en beber, en el juego y en el trato con mujerzuelas; pero el meditar la ruina de César, y no asustarse del talento, del poder y de la fortuna de aquel cuyo nombre solo no dejaba dormir á los reyes de los Partos y los Indios, era de un alma superior y dotada de tales aliantos, que con ella nada pudiera el miedo. Por lo mismo, con sólo aparecerse Dion en la Sicilia, se rebelaron millares de millares contra Dionisio; cuando la gloria de César, áun despues de muerto, erigió á sus amigos, y su nombre al que le tomó, de un jóven sin medios lo elevó al punto á ser el primero de los Romanos, convirtiéndose luego en una especie de encanto contra la enemistad y el poder de Antonio. Si dijese alguno que Dion no expelió al tirano sino en fuerza de grandes y repetidos combates, babiendo dado Bruto muerte á César desarmado y sin guardias, esto mismo fué obra de una inteligencia suma y de una consumada pericia, sorprender cuando estaba sin armas y sin guardias á un hombre rodeado de lan inmenso poder; pues no le dió muerte súbitamente cayendo sobre él solo ó con pocos, sino habiendo concertado el plan mucho antes, y tratádolo con muchos, de los cuales ninguno le faltó; porque 6. desde luego distinguió quiénes eran los de más probidad, ó con ponerlos en la confianza los hizo virtuosos. Mas Dion, ó por falta de aquel discernimiento se confló á hombres malos, ó con valerse de ellos los tornó malos de buenos que antes eran; y al varon prudente no está bien le suceda ni lo uno ni lo otro: asi Platon le reprendió de haber elegido tales amigos, que al cabo le perdieron.

Finalmente, Dion en su muerte nadie encontró que volviera por él; y á Bruto, de sus enemigos Antonio le sepultó decorosamente, y César le conservó sus honores.

Habia una estalua suya de bronce en Milan de la Galia Cisalpina; viola tiempo despues César, hallando que era muy parecida y de bella ejecucion. Pasó adelante; pero luégo, parándose ante ella, hizo llamar á presencia de muchos á los magistrados, y les dijo habian faltado á las estipulaciones con que tomara su ciudad, teniendo dentro de ella á un enemigo suyo. Negáronlo al principio, como era natural, y despues se miraron unos á otros dudando por i quién lo diria; pero cuando volviéndose César hácia la estalua, y arrugando las cejas, les dijo: «Pues éste, siendo mi enemigo, no está aquí colocado?» entonces todavía se sobrecogieron más, y callaron; y él sonriéndoso, celebró á los Galos porque se conservaban fieles á sus amigos sin atender á la fortuna, y mandó que la estatua quedara en su puesto.