Las tres musas últimas castellanas 094
Dícele a Judas el Pastor Cordero
cuando le vende: «¿A qué viniste, amigo?
Del regalo de Hijo, a mi castigo;
de oveja humilde y simple, a lobo fiero;
»de apóstol de mi ley, a carnicero;
de rico de mis bienes, a mendigo;
del cayado a la horca, sin mi abrigo;
de discípulo, a ingrato despensero.
»Véndete, y no te vendas, y mi muerte
sea rescate también a tus traiciones:
no siento mi prisión, sino perderte.
»El corcel que a tu cuello le dispones,
Judas, ponle a mis pies con lazo fuerte:
perdónate, y a mí no me perdones.»