Las tres musas últimas castellanas 077

Un hermosísimo pedazo de cristal del que el Duque de Lerma con gran gusto hizo una custodia, que para el Santísimo Sacramento dio al convento de San Pablo de Valladolid, dice poéticamente las opiniones que hay cerca de la naturaleza del cristal

(Las tres musas últimas castellanas)

de Francisco de Quevedo


Sea que, descansando, la corriente
torcida y libre de espumoso río,
labró artífice duro, yerto y frío,
este puro milagro transparente;


sea que, aprisionada, libre fuente
encarceló con yelo su albedrío,
o en incendios del sol, l'alba el rocío
cuajó a región benigna del Oriente;


o ya monstruo diáfano naciese,
hijo de peñas duras, parto hermoso,
a llama universal rebelde yelo,


fue bien que cielo a Dios contrahiciese,
porque podáis decir, Duque glorioso,
que, aunque imitado y breve, le dais Cielo.