Las tres musas últimas castellanas 071
Cuando escribiste en el sagrado cerro,
con tu dedo, la ley en la dureza
que nos comunicó Naturaleza,
y enternece piedad de tu destierro,
bajó Moisés, y, viendo en el becerro
la adoración debida a su grandeza,
celoso nos rompió y, en su fiereza,
con los castigos advirtió su yerro.
Dividionos en piezas enojado;
mas como desde entonces ley tenemos,
contigo nos preciamos de tenella.
Y así, nosotras mismo nos rompemos
sin el profeta: que es dolor doblado
ver despreciar la ley y al dador de ella.