Las tres musas últimas castellanas 060

Soneto amoroso

(Las tres musas últimas castellanas)

de Francisco de Quevedo


Llevó tras sí los pámpanos Octubre,
y con las muchas lluvias insolente
no sufre Ibero márgenes, ni puente,
mas antes los vecinos campos cubre.


Moncayo, como suele, ya descubre
coronada de nieve la alta frente,
y al sol apenas vemos en Oriente,
cuando la dura tierra nos le encubre.


Del monte baja ya con nueva saña
el Aquilón, y cierra su bramido
gente en el mar, y gente en la montaña.


Y Fabio en el umbral de Tais tendido
con vergonzosas lágrimas le baña,
debiéndolas al tiempo que ha perdido.