Las tres musas últimas castellanas 044
Cifra de cuanta gloria y bien espera,
por premio de su fe y de su tormento,
el que para adorar tu pensamiento
de sí se olvidará hasta que muera,
reforma tu aspereza brava y fiera
a oír lo menos del dolor que siento:
dale, señora, al tierno sentimiento
en ese pecho ya lugar cualquiera.
Pues mi remedio está sólo en tu mano,
antes que del dolor la fuerza fuerte
del aliento vital prive a Silvano,
intento muda, porque de otra suerte
llegará tarde, y procurarse ha en vano
a tanto mal remedio sin la muerte.