Las ranas sedientas
Dos ranas que vivían juntamente, En un verano ardiente Se quedaron en seco en su laguna. Saltando aquí y allí, llegó la una A la orilla de un pozo. Llena entonces de gozo, Gritó a su compañera: «Ven y salta ligera.» Llegó, y estando entrambas a la orilla, Notando como grande maravilla, Entre los agotados juncos y heno, El fresco pozo casi de agua lleno, Prorrumpió la primera: «¿A qué esperamos, Que no nos arrojamos Al agua, que apacible nos convida?» La segunda responde: «Inadvertida, Yo tengo igual deseo, Pero pienso y preveo Que, aunque es fácil al pozo nuestra entrada, La agua, con los calores exhalada, Según vaya faltando, Nos irá dulcemente sepultando, Y al tiempo que salir solicitemos, En la Estigia laguna nos veremos.» Por consultar al gusto solamente Entra en la nasa el pez incautamente, El pájaro sencillo en la red queda, Y ten qué lazos el hombre no se enreda?