Las penitencias calculadas


Las penitencias calculadas
de Félix María Samaniego

Fue a consultar a un padre jubilado

un joven jovencito

y recién aprobado

de confesor. Llegose muy cortito

diciendo: -Yo quisiera

que su paternidad norma me diera

de aplicar penitencias competentes

a toda calidad de penitentes,

que en llegando a este caso

yo no acierto a salir, padre, del paso.

-No se aflija por eso: tome y lea,

que ahí va en este papel cuanto desea.

Toma, se humilla y sale presuroso

a ver lo que el cuaderno contenía.

¡Qué alegre! ¡ Qué gozoso!

al mirar que su título decía

Lista de penitencias calculadas.

A su confesionario marchó ufano

sin dejar el cuaderno de la mano,

y según la tarifa exactamente

va despachando todo penitente.

Un tuerto llega en esto y dice: -Padre,

yo tengo una comadre

alegre y juguetona de costumbre,

y hallándola ayer sola,

el diablo, que no huelga, aplicó lumbre...

la hice tres carambolas.

Busca las carambolas en la lista

y encuentra: carambolas de ordinario:

por cada dos, su parte de rosario.

El fraile se contrista,

pues siendo tres, dos partes no les cabe:

una es poco, y así que hacer no sabe.

Pónese a discurrir y determina

una idea fácil y peregrina:

-Vaya, le dice, y busque su comadre,

la cuarta carambola hágale al punto,

y por esta y las otras de por junto

con mucha devoción y gran sosiego

dos partes de rosario rece luego.