Las noches del hogar
de José Asunción Silva


Amo las dichas del hogar sencillo

Apetezco su plácido cariño
Yo quiero que descanse en mis rodillas
La rubia cabecita de algún niño.

GUTIÉRREZ NÁJERA.
Regresar fatigado del trabajo
         de la diaria faena
e ir a mirarse en lo hondo retratado
         de sus pupilas negras
cerca del rico piano —mientras vaga
         sobre las blancas teclas
su mano de marfil— soñar despierto
         felicidad eterna.
A la luz de la lámpara brillante
         ver las rubias cabezas
de los risueños niños— de infantiles
         ilusiones llenos.
¡La mirada tender sobre la cuna
         que cual flor entreabierta
entre sus hojas perfumadas guarda
         una existencia nueva!
¡Oh cuadro del hogar! oh perspectiva
         cariñosa y risueña,
cuando en el paso por el falso mundo
         ancha herida sangrienta,
el desengaño abrió, cuando sentimos
         caer mustias y secas
de la primera juventud las rosas,
         qué mortal no desea
dejar en tu silencio venturoso
         deslizar la existencia
y guardar lo divino y delicado
         que el alma herida encierra
en tu seno feliz —¡como la concha
         lejos de las tormentas
guarda en el fondo del movible océano
         las nacaradas perlas!