Las mil y una noches:257

Las mil y una noches - Tomo II​ de Anónimo
Capítulo 257: Pero cuando llegó la 258ª noche



PERO CUANDO LLEGO LA 258ª NOCHE editar

Ella dijo:

... a Damasco, en donde el Bilateral tenía, lo mismo que en El Cairo, Alepo y Bagdad, casa propia para recibir a los amigos, envió un esclavo a Grano-de-Belleza, que se había quedado en la tienda a la entrada de la ciudad, para invitarle, pero a él solo, a que le honrase con su presencia. Y Grano-de-Belleza contestó: "¡Espera que le pregunte, su parecer al jeique Kamal!" Pero el mokaddem de los camelleros frunció el ceño al oír la proposición, y contestó: "¡No, hijo mío, hay que rechazarla!" Y Grano-de-Belleza declinó la invitación.

La estancia en Damasco fué de corta duración, y pronto se pusieron en camino para Alepo; y a la llegada, el Bilateral volvió a invitar a Grano-de-Belleza; pero el jeique Kamal aconsejó la abstención, como en Damasco, y Grano-de-Belleza, sin saber por qué era tan severo el mokaddem, no quiso contrariarle. Y aquella vez también perdió el viaje y el trabajo el Bilateral.

Pero después de salir de Alepo, el Bilateral juró que en la primera ocasión las cosas no pasarían lo mismo. Y a la primera parada en dirección a Bagdad, mandó hacer los preparativos de un banquete sin precedentes, y fué personalmente a invitar a Grano-de-Belleza. Y aquella vez Grano-de-Belleza se vió obligado a aceptar, por no tener motivo fundado para negarse, y empezó por ir a la tienda a vestirse con traje a propósito.

Entonces fué a buscarle el jeique Kamal, y le dijo: "¡Qué imprudente eres! ¡Oh Grano-de-Belleza! ¿Por qué has aceptado la invitación de Mahmud? ¿No conoces sus intenciones? ¿No sabes el motivo de que le llamen el Bilateral? De todos modos, debiste preguntar su parecer a un anciano como yo, y del cual han dicho los poetas:

Pregunté al viejo: "¿Por qué andas encorvado?" Me contestó: "¡Perdí mi juventud en la tierra húmeda! Y me he encorvado para buscarla. ¡Y ahora la experiencia que pesa sobre mí es tan amarga, que me impide enderezar la espalda!"

Pero Grano-de-Belleza contestó: "¡Oh venerable mokaddem! ¡Estaría muy mal rechazar la invitación de nuestro amigo Mahmud, al cual no sé por qué llaman el Bilateral! Y además, ignoro lo que pueda perder con acompañarle. ¡No me comerá!" Y el mokaddem replicó con viveza: "¡Pues, sí, por Alah! ¡Te comerá! ¡Ya se ha comido a otros muchos!"

Al oír aquello, Grano-de-Belleza soltó la carcajada y se apresuró a ir a casa de Bilateral, que le aguardaba con impaciencia. Y ambos fueron a la tienda en que estaba preparado el festín.

Y en realidad, el Bilateral no había escatimado nada para recibir como merecía al maravilloso joven, y todo aparecía dispuesto para encantar las miradas y halagar los sentidos. De modo que la comida fué alegre y estuvo llena de animación; y ambos comieron con gran apetito, y bebieron en la misma copa hasta saciarse. Y cuando el vino fermentó en las cabezas y los esclavos se retiraron discretamente, el Bilateral, ebrio de vino y de pasión, se inclinó hacia Grano-de-Belleza, y cogiéndole las mejillas con las dos manos quiso besarlas. Pero Grano-de-Belleza, muy turbado, levantó instintivamente la mano, y el beso del Bilateral no encontró más que la palma del adolescente.

Entonces Mahmud le echó un brazo alrededor del cuello y con el otro le rodeó la cintura, y como Grano-de-Belleza le preguntara: "Pero ¿qué quieres hacer conmigo?" Le contestó: "Sencillamente, tratar de explicarte estos versos del poeta para ponerlos en práctica:

¡Oh mis estremecimientos cuando las miradas de sus ojos me sacuden el alma! ¡Oh delicias del primer deseo que hincha sus compañones infantiles!
Mira, ¡oh ojos míos! ¡Toma lo que puedas tomar, levanta lo que puedas levantar, coge un puñado, o dos, o tres, y hazlo entrar un palmo o más! ¡Pero sin que te haga daño! ¡Hay que obrar con prudencia!

Después de haber dicho a su modo estos versos, Mahmud se dispuso a explicárselos prácticamente. Pero el joven Grano-de-Belleza, sin darse cuenta exacta de la situación, se sentía molesto con aquellos ademanes y movimientos, y quiso marcharse. Y el Bilateral le sujetó y acabó por hacerle entender de qué se trataba.

Cuando Grano-de-Belleza se enteró bien de las intenciones del Bilateral y comprendió su petición...

En este momento de su narración, Schehrazada, vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.