Las mil y una noches:136
PERO CUANDO LLEGO LA 105ª NOCHE
editarElla dijo:
Y cayó sin conocimiento. Entonces acudieron el visir y los emires, y le hicieron aire con los ropones. Y Daul'makán acabó por volver en sí, y exclamó: "¡Oh mi hermano Scharkán! ¡Oh el más grande de los héroes! ¿Qué maldito demonio te ha puesto en este irremediable estado?" Y se echó a llorar, y con él lloraban también el visir, los emires y el gran chambelán.
De pronto, el visir Dandán vió la carta, se apoderó de ella, y la leyó al rey delante de todos los presentes. Y dijo: "¡Oh rey! ¡He aquí explicada la repulsión que sentía ante ese asceta maldito!"
Y entonces el rey, sin dejar de llorar, exclamó: "¡Por Alah! que he de coger a esa vieja, y con mis propias manos le anegaré la vagina con plomo derretido, y he de clavarle en el trasero un poste afilado. ¡Después la arrastraré por los pelos y la clavaré viva en la puerta principal de Constantinia!"
En seguida dispuso unos grandes funerales en memoria de su hermano Scharkán. Y la comitiva le siguió llorando con todas las lágrimas de sus ojos, y fueron a sepultarlo al pie de una colina, bajo una gran cúpula de mármol y de oro.
Después, durante largos días, siguió llorando, y tanto lloró, que llegó a ser la sombra de sí mismo. Y el visir Dandán, reprimiendo su propio dolor, fué a buscarle, y le dijo: "¡Oh rey! procúrate un bálsamo para tu dolor y sécate los ojos. ¿No sabes que tu hermano está entre las manos del Justo Remunerador? Y además, ¿de qué sirve todo ese duelo por lo que es irreparable, y cuando toda cosa está escrita para suceder a su tiempo? Levántate, ¡oh rey! y coge de nuevo tus armas; y pensemos en apresurar el sitio de esta ciudad de infieles. ¡Será el mejor medio de vengarnos!"
Y mientras el visir animaba de este modo al rey, llegó un correo de Bagdad portador de una carta de Nozhatú a su hermano Daul'makán. Y esta carta decía en concreto lo siguiente:
- "Te anuncio, ¡oh hermano mío! la buena nueva.
- "Tu esposa, la joven esclava que dejaste preñada, acaba de parir con salud un niño varón, tan luminoso como la luna en el mes de Ramadán. Y me ha parecido muy bien llamarme Kanmakán (el que fue lo que fue).
- "Ahora bien; los sabios y los astrónomos predicen que este niño realizará cosas memorables, por los muchos prodigios y maravillas que han acompañado a su nacimiento."Con este motivo no he dejado de rezar y hacer votos en todas las mezquitas por ti, por el niño y por tu triunfo contra los enemigos. "Te anuncio asimismo que gozamos de completa salud, especialmente tu amigo el encargado del hammam, que está en el límite de la satisfacción y la paz, y desea ardientemente, como nosotros, tener noticias tuyas.
- "Aquí este año las lluvias han sido abundantes, y las cosechas se anuncian como excelentes.
- "¡Y que la paz y la seguridad sean contigo y a tu alrededor!"
Cuando Daul'makán hubo leído esta carta, respiró ampliamente, y exclamó: "Ahora, ¡oh visir! que Alah me ha favorecido- con mi hijo Kanmakán, mi duelo se atenúa y mi corazón vuelve a empezar a vivir. Así es que tenemos que pensar en celebrar dignamente el término de este luto, según nuestras costumbres". Y el visir dijo: "La idea es muy justa". Y mandó levantar tiendas alrededor de la tumba de Scharkán, y en ellas se colocaron los lectores del Corán y los imanes. Se inmoló un gran número de carneros y de camellos, y su carne se repartió entre los soldados. Y se pasaron aquella noche rezando y recitando el Corán. Pero por la mañana, Daul'makán avanzó hacia la tumba del príncipe Scharkán, tapizada con telas preciosas de Persia y Cachemira, y ante todo el ejército...
En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y discretamente se calló hasta el otro día.