Las esmeraldas/Capítulo XV
Capítulo XV
Frente al portal aguardaban dos automóviles. Uno era de alquiler. El otro pertenecía al duque.
-Tú a éste -dijo a Leonor el de Neblijar señalando el automóvil de alquiler-. Te advierto -añadió deteniéndola- que no trates de buscar a tu amante. Esta mañana, en una finca de amigos discretos y seguros, le he partido el corazón de una estocada. ¿Vacilas? Es muy natural. Puede que le quisieras. Vamos, apóyate en mi brazo por la vez última. Cortesía obliga.
Abrió con mano firme la portezuela del vehículo, y empujando dentro a Leonor, gritó al chauffer:
-Lleva a esta mujer donde quiera.
Luego, dirigiéndose a su automóvil, dijo con voz segura:
-¡A casa!