Las beatas
Madre e hija con su manto
devotas al templo vienen,
no eran aquellas que tienen
devoción con algún santo.
La madre al divino canto
atiende, y cuando el tenor
¿computas —dijo— al cantar?
exclamó: - Mi dicha es fija,
mira que nos llaman, hija,
vamos al altar mayor.