Las beatas
de Félix María Samaniego

Madre e hija con su manto

devotas al templo vienen,

no eran aquellas que tienen

devoción con algún santo.

La madre al divino canto

atiende, y cuando el tenor

¿computas —dijo— al cantar?

exclamó: - Mi dicha es fija,

mira que nos llaman, hija,

vamos al altar mayor.