Las artes y la gloria
¿Quién al ver de la aurora los destellos
Iluminando las tempranas flores,
Bajo un cielo de fúlgidos colores
Allí en los campos, de mi patria, bellos,
No aspira á ser pintor de la natura,
Y á bosquejar su espléndida hermosura?
¿Quién que escuche del índico sinsonte
El melodioso, incomparable trino
En la espesura de encumbrado monte,
No siente de emocion arrebatada,
El sublime poder de la armonía?
Solo el que tenga un alma
Insensible al placer, lánguida y fria.
¿Quién al mirar del sol en occidente
La moribunda luz en su desmayo,
No se conmueve y siente
De tierna inspiracion vívido rayo?
—¿Quién habrá que resista
Al amor sacrosanto de la gloria?
¿Quien podrá con mirada indiferente
Contemplar del artista
Ebrio de gozo la radiosa frente?
Solo el que tenga un corazon de hielo,
Y una alma destituida
De entusiasmo feliz y de ilusion,
No siente de la gloria el noble anhelo,
Y sus puras y gratas impresiones:
Mas el que tenga un alma
Amante de lo bello y lo grandioso,
Entusiasta y sensible cual la mia,
Encontrará do quiera
Vida, hermosura, encantos y armonía.
Al contemplar los nombres que la historia
En sus brillantes pajinas conserva,
Mi corazon palpita
Henchido de una célica esperanza,
Y en sus trasportes de entusiasmo ardiente,
Tomo el laud y canto,
Las Artes y la Gloria, reverente.
Canto la gloria sí grande y sublime ,
Elevando del hombre el pensamiento
Con su divino acento
El abatido espíritu reanima;
Arranca al plectro cadenciosa rima,
Mueve el cincel, y muestra
Al músico, al pintor y al que proteje
El numen de la dulce poesía
Una vida eternal y una corona.
A su influjo recobran
Nuevo explendor las artes
Ilustrando la humana inteligencia;
Los pueblos civiliza
Y difunde la luz por todas partes.
Aun conserva los májicos cinceles
De Fidias, Miguel Angel y Canova,
Y enaltece al insigne Praxiteles
Cuya fecunda inspiracion arroba;
Que el genio esclarecido
En alas de la gloria refulgente
Arrebata sus nombres al olvido.
Por ella contemplamos
Ornados de laurel en letras de oro
Los nombres de Velazquez y Rivera,
Y aun viven con renombre de inmortales
Homero, Tasso, Milton y Petrarca,
Racine, Calderon y Garcilaso;
Su indómito poder todo lo abarca
Deteniendo los siglos en su paso......
¡Omnipotente gloria! resplandeces
Con el nombre de Guido,
La invencion de su Gama
Mide y convina el tiempo y el sonido.
Donizetti nos llena
De profunda emocion y sentimiento
Al mirar su Lucía
Víctima infausta de fatal destino.
Con estro peregrino
Expresa su dolor y su tormento,
Y de Edgardo infeliz en la agonía
El alma conmovida y delirante
Gime y padece con el triste amante
Al escuchar su dolorido acento.
La incomparable Norma
Hace inmortal el nombre de Bellini;
La sublime Traviatta
Eterniza de Verdi la memoria,
Y vivirá por siempre
En la italiana historia
El recuerdo feliz de Paganini.
Al pronunciar los nombres
De los ilustres hombres
Cuya inspirada frente
Admira el mundo de laurel ornada,
Os ruego que su ejemplo
Constantes imiteis en la jornada
Que lleva al genio de la gloria al templo.
Acaso encontrareis cardos y espinas,
Pero en cambio hallareis plácidas flores
De suave aroma y galas peregrinas.
¿No os inspiran las gracias
Que á las cubanas concedió el Eterno?
Son ardientes sus ojos,
Y su mirada de sin par ternura
Penetra el corazon; sus labios rojos
Vierten divina y celestial sonrisa
Que enajena de amor y de ventura,
Y el eco grato de su puro acento
Es de ilusion riquísimo tesoro,
Seductora expresion del sentimiento.
¡Oh no dejeis sus nombres
Dormir por siempre en funeral olvido!
Y cual repite el mundo
Los de Beatriz y Laura,
Haced que lleve susurrando el aura
Vuestras dulces querellas
De la tierra por todas las rejiones,
Y celebren los pueblos y naciones
La gracia y el candor de nuestras bellas.
Estudiad en sus obras la grandeza
Del Supremo Hacedor; tal en la vida
Es del artista la mision notoria,
Y haced que vuestro canto,
De patriotismo y de entusiasmo lleno,
Hasta el Empíreo suba
Con el nombre carísimo de Cuba.