Las Siete Palabras: I
¿Cuál será la misión que trae el hombre cuando se reencarna en la tierra?
He aquí un motivo de meditación profunda.
Ya es hora de reflexionar seriamente. Antes de que se haga tarde o difícil o imposible, conviene obrar sin vacilaciones. No dejar para mañana lo que debemos hacer hoy.
El Maestro AUN WEOR, autorizado vocero y precursor de la era de ACUARIO, ha tocado el clarín de alarma, y llamado a filas. Es el instante de concertar esfuerzos, aglutinar voluntades, disciplinar contingentes de reserva para la gran batalla contra los poderes tenebrosos.
Querido lector: Si tu aspiras a ser el escogido, ven y llama a la puerta con prudencia y espera con paciencia a ser oído. "Pedid y se os dará". "Llamad y se os abrirá". Cuando el prodigo hijo se aleja del hogar y retorna maltrecho y arrepentido, el padre lo recibe amoroso y hay fiesta y regocijo. ¿Si esto ocurre en lo humano, que no ocurrirá en lo divino?
Recuerda, lector hermano, que tu también eres hijo prodigo porque os alejaste de la gloria del Padre, y todavía no retornas... ¿No percibes por ventura voces clamorosas, insistentes, que os invitan a tocar en vuestro propio corazón como a la puerta de una fastuosa mansión mientras afuera llueve y truena sin cesar?
La misión que trae el hombre en cada existencia, no es otra que superarse, y para lograrlo es menester conocerse a sí mismo y templarse como un acero en los talleres humeantes del dolor... El plano físico es un lugar de preparación, de expiación, donde la ley de consecuencia nos hace sentir su flagelo redentor. No cabe por consiguiente, sentirse nadie desgraciado, miserable, maldiciente o proscrito.
Pensar de otra manera seria obrar injustamente consigo mismo, sacrílegamente contra Dios, que es amor y justicia. El que debe karma debe pagarlo sin regateos, con noble resignación, en moneda legitima, o esperar que se le cobre en oprobioso juicio.
No cabe en este caso ni el reparo justificativo ni el operante fraude. Solamente con la espada de la voluntad se puede vencer a la bestia, que es nuestro yo animal, nuestra segura perdición. "Venid a mi todos los que tenéis trabajos y cansados –decía el Divino Salvador- que yo os haré descansar". Oíd la voz de Cristo dentro de vosotros. Cristo es luz y poder que lava los pecados. Santificaos y no peques más. Si quisieres ayuda, pedídsela al venerable Maestro AUN WEOR. Y luego, armado caballero gnóstico, puedes penetrar pleno de gloria en el seno del Eterno Padre.
Narciso E. Santana Q. Armenia, abril de 1953.