Las Fuerzas Extrañas/El origen de la forma

​Las Fuerzas Extrañas​ de Leopoldo Lugones
El origen de la forma
SEGUNDA LECCIÓN


EL ORIGEN DE LA FORMA


Cuando el éter puro en que se disolvió un universo, ha tenido una duración equivalente á la de éste, ocurre en él un cambio de estado. La vida, ya lo hemos dicho, es un eterno cambiar de estado.

La primera manifestación de esto en el éter del cual nuestro universo procede, fué un movimiento. Sabemos que las diversas manifestaciones de la electricidad, son cambios de estado por el movimiento; de tal modo que basta mover con velocidad uniforme un cuerpo cargado de electricidad estática, para que ésta se vuelva corriente voltaica; y que basta con variar esa velocidad, para producir la inducción, es decir, tres electricidades distintas.

Ahora bien, los primeros fenómenos del éter que va á organizarse en materia, presentan una gran analogía con estos cambios de estado, pues la primera manifestación del éter es, en efecto, electricidad.

Para seguir con la analogía, conviene recordar que la electricidad en el vacío produce los rayos catódicos y los rayos χ. La ciencia acaba, de descubrir los rayos γ, más poderosos aún, pues atraviesan todos los obstáculos y no hay fuerza que pueda desviarlos. Este estado, todavía mal conocido de la electricidad, esta "luz" invisible que sólo presenta una analogía lejana con la luz habitual, es la primera manifestación material del éter. Es electricidad puramente dinámica en una forma que no podemos concebir ahora, según lo prueba su indiferencia ante todos los obstáculos y todas las fuerzas. Es el primer ser del universo, el universo mismo, puesto que todas las formas que han de componerlo, serán sus desdoblamientos; y he aquí por que la antigua sabiduría llamaba á la electricidad alma del mundo. Representa el mundo de una sola dimensión, el mundo de la longitud absoluta, inconcebible para nosotros á no ser como una mera abstracción.

La propagación de este rayo es rectilínea, pero su forma es ondulada; y á medida que se propaga, van agrandándose naturalmente sus ondulaciones. Como el absoluto dinamismo posee una tendencia á convertirse en electricidad [1] estática, pues á esto se debe su manifestación en forma de "luz" y, llega un momento en que las ondulaciones dividen el rayo en trozos venciendo su cohesión; y como estas ondulaciones son arcos de círculo, sus extremos, libres de toda solicitación por otras fuerzas, se buscan, se unen y forman ruedas en el espacio.

La ondulación, levísima al principio en el rayo γ, empieza siendo una tendencia hacia la segunda dimensión, la latitud; pero esta no alcanza manifestación real sino al formarse los primeros círculos. El mundo de la longitud absoluta, el mundo de una dimensión, era, como es claro, el mundo de lo uniforme; un simple movimiento sin puntos de referencia, tan abstracto para nosotros como una idea, pero con existencia real. La transformación de la electricidad puramente estática en electricidad dinámica, es, pues, lo que engendra la segunda dimensión—la latitud—y con ella la superficie, es decir la forma.

Esta tendencia de la energía á permanecer, cambiando su movimiento absoluto en equilibrio, ó sea engendrando el principio de inercia, constituye la fuerza original en el nacimiento y organización de la materia; sin serlo todavía en nuestro supuesto universo de dos dimensiones, aunque en él existan ya la forma y la magnitud. Predomina en él todavía el dinamismo, pues la materia, es decir el equilibrio de fuerzas que conocemos bajo semejante nombre, no es posible sino en el espacio de tres dimensiones; cuando el equilibrio éntrela electricidad estática y la dinámica, engendra la tercera dimensión.

Sábese, en efecto, que el único carácter constante de la materia, el que permanece bajo los diversos estados que ella puede asumir, es el peso; y el peso no puede existir sin volumen, ó lo que es lo mismo, sin la tercera dimensión.

Así, pues, las ruedas formadas por la división del rayo original, son simples manchas de luz en el espacio, pero carecen de volumen. Tienen magnitud y forma, pero no son materia aún, pues la forma y la magnitud anteceden á la materia. Por absurdo que esto pueda parecer, basta recordar la mancha de luz producida por la reflexión solar en un espejo. Tiene forma y magnitud; pero, es materia?...[2].

  1. Conviene tener presente siempre que esta electricidad es la del rayo y, y no la que conocemos habitualmenle.
  2. La ciencia empieza á considerar corno materia á la luz y á la electricidad, porque está obligada a suponerlas atómicas. Nosotros también; pero si son materia porque son objetivas y esta es la verdadera definición) carecen de la propiedad substancial única de la materia: el peso. No sabemos si la ciencia creerá que no hay, entonces, diferencia substancial entre la materia y la energía: pero la lógica obliga á esta conclusión.