Las Escuelas Profesionales


LAS ESCUELAS PROFESIONALES

(Sección Editorial publicada en el Diario Oficial No. 140, Tomo No. 54, del 13 de junio de 1903)

República de El Salvador en la América Central

TEXTO:

SECCIÓN EDITORIAL
Las Escuelas Profesionales

Por el decreto legislativo que aparece en la presente edición del “Diario Oficial”, quedan suprimidos el Consejo de Instrucción Pública y el Rectorado de la Universidad Nacional de El Salvador; y en cambio, se establece el sistema de Escuelas Profesionales para las siguientes Facultades: Escuela de Jurisprudencia, Escuela de Medicina, Farmacia y Cirugía Dental, y Escuela de Ingeniería. Cada facultad estará gobernada por una Junta Directiva, y el personal de éstas será de nombramiento del Ejecutivo, mientras se promulga la Ley Orgánica de Instrucción Pública.

Medida de tanta trascendencia ha sido adoptada después de maduro examen y tomando en cuenta el mayor y más expedito desarrollo de la enseñanza secundaria entre nosotros. El mencionado decreto, obra de la Legislatura de 1901, está inspirado en altos ideales y en hermosos principios de regeneración; y el Ejecutivo, al sancionarlo, no hace más que acatar la suprema voluntad de la Representación Nacional, llevando á la práctica las disposiciones de aquella.

Pero al mismo tiempo reconoce, y se complace en manifestarlo, que la nueva organización que va á darse á la enseñanza superior, concuerda con su manera de pensar y de sentir á este respecto.

No encaja en los propósitos del órgano oficial del Gobierno entrar en apreciaciones de la bondad del sistema que se implanta, desde luego que este es el resultado de dilatada experiencia y de estudio reposado.

Se quiere que la instrucción oficial entre nosotros deje de ser aparatosa y acomodaticia, para que produzca los frutos que reclama el patriotismo; que el dinero de la Nación que se invierte en ese ramo, rinda las debidas gananciales en provecho de la juventud que se levanta y para mayor satisfacción del Gobierno que hoy preside los destinos de nuestra Patria. Y en hechos se traducen las buenas intenciones de los hombres del Poder, ansiosos de días de más ventura para el Pueblo salvadoreño.

Toca ahora á este mismo corresponder, como conviene, á tales propósitos. Por su parte, el Supremo Gobierno está dispuesto á no gastar inútilmente sus esfuerzos en la obra de regeneración que tiene emprendida.

Sabe que no dejará de tropezar con dificultades en la implantación del nuevo régimen, ya que aquellas son la característica de todas las innovaciones en países incipientes; pero está decidido á que la enseñanza ocupe el lugar que le corresponde en toda nación que se precia de culta, y referente á esto, es inquebrantable su resolución.

La juventud estudiosa encontrará en él el apoyo á que es acreedora, mientras no traspase los límites de lo racional y de lo justo.

Desea el Ejecutivo que el decreto de que se viene hablando, tenga benévola acogida en el espíritu de los salvadoreños.