Lamiendo reconoce el beneficio
Lamiendo reconoce el beneficio el can más fiero al hombre que le halaga. Yo, escritor, me desvelo por quien paga o tarde, o mal, o nunca el buen servicio. La envidia, la calumnia, el artificio, cuya influencia vil todo lo estraga, con más rabiosos dientes abren llaga en quien abraza el literato oficio. Así la fuerza corporal padece, falta paciencia, el ánimo decae; poca es la gloria, mucha la modestia. El libro vive, y el autor perece. Y ¿amar la ciencia tal provecho trae? Pues doy gusto a Forner, y me hago bestia.