Nota: Se respeta la ortografía original de 1879.
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—Y mientras que tomo un trago
Pa refrescar el garguero—
Y mientras tiempla el muchacho
Y prepara su estrumento—
Les contaré de que modo
Tuvo lugar el encuentro—
Me acerqué á algunas Estancias
Por saber algo de cierto,
Creyendo que en tantos años
Esto se hubiera compuesto;
Pero cuanto saqué en limpio
Fué, que estabamos lomesmo,
Ansi me dejaba andar
Haciéndome el chancho rengo,
Porque no me convenia
Revolver el avispero;
Pues no inorarán ustedes
Que en cuentas con el gobierno
Tarde ó temprano lo llaman
Al pobre á hacer el arreglo,
—Pero al fin tuve la suerte
De hallar un amigo viejo,
Que de todo me informó,
Y por él supe al momento,
Que el Juez que me perseguia
Hacia tiempo que era muerto:
Por culpa suya he pasado
Diez años de sufrimiento,
Y no son pocos diez años
Para quien ya llega á viejo.
Y los he pasado ansí,
Si en mi cuenta no me yerro :
Tres años en la frontera,
Dos como gaucho matrero,
Y cinco allá entre los Indios
Hacen los diez que yo cuento.
—Me dijo, á mas, ese amigo
Que andubiera sin recelo,
Que todo estaba tranquilo,
Que no perseguia el Gobierno;
Que ya naides se acordaba
De la muerte del moreno—
Aunque si yo lo maté,
Mucha culpa tuvo el negro.
Estube un poco imprudente,
Puede ser, yo lo confieso,

Pero el me precipitó
Porque me cortó primero—
Y amas, me cortó en la cara
Que es un asunto muy sério.
—Me asiguró el mesmo amigo
Que ya no habia ni el recuerdo
De aquel que en la pulperia
Lo dejé mostrando el sebo.
El, de engreido me buscó
Yo ninguna culpa tengo;
El mesmo vino á peliarme,
Y tal vez me hubiera muerto
Si le tengo mas confianza
soy un poco mas lerdo—
Fué suya toda la culpa
Porqué ocasionó el suceso.
—Que ya no hablaban tampoco,
Me lo dijo muy de cierto,
De cuando con la partida
Llegué á tener el encuentro.
Esa vez me defendí
Como estaba en mi derecho,
Porque fueron á prenderme
De noche y en campo abierto—
Se me acercaron con armas,
Y sin darme voz de preso
Me amenazaron á gritos
De un modo que daba miedo—
Que iban arreglar mis cuentas
Tratándome de matrero,
Y no era el gefe el que hablaba
Sinó un cualquiera de entre ellos.
Y ese, me parece á mi
No es modo de hacer arreglos,
Ni con el que es inocente,
Ni con el culpable menos.
—Con semejantes noticias
Yo me puse muy contento
Y me presenté ande quiera
Como otros pueden hacerlo—
—De mis hijos he encontrado
Solo á dos hasta el momento—
Y de ese encuentro feliz
Le doy las gracias al cielo.
A todos cuantos hablaba
Les preguntaba por ellos,
Mas no me daba ninguno,
Razon de su paradero;—
Casualmente el otro dia
Llegó á mi conocimiento,
De una carrera muy grande
Entre varios estancieros—
Y fui como uno de tantos
Aunque no llevaba un medio.
No faltaban, ya se entiende
En aquel gauchage inmenso
Muchos que ya conocian
La historia de Martin Fierro;
Y allí estaban los muchachos
Cuidando unos paregeros—
Cuanto me oyeron nombrar
Se vinieron al momento,
Diciéndome quienes eran
Aunque no me conocieron,
Porque venia muy aindiao
Y me encontraban muy viejo.
La juncion de los abrazos
De los llantos y los besos
Se deja pa las mugeres
Como que entienden el juego.
Pero el hombre que compriende
Que todos hacen lo mesmo,
En público canta y baila
Abraza y llora en secreto.
Lo único que me han contado
Es que mi muger ha muerto.
Que en procuras de un muchacho
Se fué la infeliz al pueblo,
Donde infinitas miserias
Habrá sufrido por cierto.
Que por fin á un hospital
Fué á parar medio niuriendo,
Y en ese abismo de males
Falleció al muy poco tiempo.
—Les juro que de esa pérdida
Jamás he de hallar consuelo;
Muchas lágrimas me cuesta
Dende que supe el suceso.
Mas dejemos cosas tristes
Aunque alegrias no tengo;
Me parece que el muchacho
Ha templao y está dispuesto.
Vamos á ver que tal lo hace,
Y juzgar su desempeño—
—Ustedes no los conocen,
Yo tengo confianza en ellos
No porque lleven mi sangre,
Eso fuera lo de menos,
Sinó porque dende chicos
Han vivido padeciendo.
Los dos son aficionados—
Les gusta jugar con fuego.
Vamos á verlos correr—
Son cojos.... hijos de rengo.