La vieja canción
I
Ésta es la vieja canción
que en una vieja guitarra,
mi coplero, viejo y ciego,
a quien quiere oírla, canta:
«La Muerte es una madre,
la Vida una madrastra;
mortal, no te importe sufrir en el mundo,
el mundo es un Valle de Lágrimas [...]».
«Resígnate a ser pobre
si pobre eres y aguarda;
los pobres del mundo son ricos del cielo,
los ricos allá no son nada [...]».
Esta es la vieja canción
que en una vieja guitarra,
la Ilusión, viejo coplero,
a quien quiere oírla canta.
II
Esta es la vieja canción;
mas por vieja ya no priva,
nadie escucha al pobre diablo
que la espeta en una esquina.
La humanidad ya no sueña
y de su fe desprovista,
mas quiere un «¡ten!» aquí abajo
que dos «te daré» allá arriba...
III
Tú y yo, Damiana, los últimos
abencerrajes del Sueño,
somos acaso los solos
que oímos al pobre ciego.
La calle está solitaria,
la noche tiende en el cielo
sus alas imponderables
agresivas de misterios.
Marchamos los dos del brazo
por el bulevar desierto,
y mientras que la canción
sigue sonando a lo lejos,
nos hundimos en la sombra,
pensando: «Si fuera cierto...».