La vieja á caballo sobre un cerdo

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La vieja á caballo sobre un cerdo.

Una honrada familia tenia prohibido salir de casa á una pobre vieja, que sin otro delito que el ser estrepitosamente fea, era la burla de los chiquillos, sin que por eso dejasen de tenerla en olor de bruja en todo el pueblo.

Aconteció que se celebraba anualmente una mascarada, á la que ningún vecino faltaba, si se esceptúan los enfermos, y aun estos eran acercados y sacaban la cabeza por la ventana de su casa para mirarla.

La infeliz anciana, no atreviéndose á enseñar la geta por la suya, después de reflexionar un buen rato sobre el modo de ver la fiesta sin ser vista, determinó bajarse al portal, y entreabriendo la puerta de la casa lo suficiente para colocar un ojo, se dio por contenta, ya que no le era posible satisfacer de otra manera sus buenos deseos.

Pero la desgracia, que siempre persigue á los débiles, hizo que un soberbio cerdo de colosales dimensiones, y que á la sazón estaba buscando por el patio lo que no le hablan dado en todo el dia, resolviese salir á la calle en el momento en que por ella pasaba lo mas florido de la procesión. No sabemos en qué forma sorprenderla á la descuidada anciana, pero es lo cierto, que viendo la luz en la calle colóse por entre los pies, y abriéndose paso con el hocico, la sacó montada hasta el arroyo

Lo que sucedió al ver la espantosa vieja caballe- ra sobre el cerdo en medio de la fiesta, es una cosa imposible de esplicar. Hombres y mujeres, grandes y chicos, armaron una baraúnda terrible concluyendo por llevar en triunfo á la tia Tecla y á su cerdo, recorriendo las calles al son de todos los esquilones que se hallaron en el pueblo.