¿Qué importa que del cielo disparado
un rayo la soberbia torre abata,
si de mi choza la cubierta chata
me tiene a sus insultos resguardado?
Y si mientras del viento el mar hinchado
contra el escollo naves arrebata,
estoy al fuego, entre familia grata,
asando mis castañas, ¿qué cuidado?
Árdase el orbe entero en la braveza
y en las guerras de Marte sanguinoso,
que si de Silvia, por mayor fineza,
besos me da de paz el labio hermoso,
¿Habrá opulencia igual a mi pobreza?
¿O ajena dicha me tendrá envidioso