Gracias al cielo que ya
no tendré competidor
que contradiga el favor
que la Fortuna me da.
Marco Antonio huyó vencido;
ampárele la gitana
tan bella como liviana,
y recójale en el nido
de Menfis, que si procura
defenderle, y allí están
sus pirámides, podrán
servirles de sepultura,
si los pasos no les toma
mi valor y la presteza
con que la egipcia belleza
triunfos me previene en Roma.
Marchad a Egipto, soldados,
muera Marco Antonio en él,
Cleopatra dé a mi laurel
triunfos de fama doblados.
Mas ¿qué miro? ¿Éste no es
Herodes, mi fiel amigo?
Pues ¿qué delito y castigo
cadenas ciñe a sus pies?
¿Faselo no es éste? ¡Cielo!
Pues ¿cómo será razón
que Herodes esté en prisión
y coronado Faselo?
¡Bárbaro! ¿A tu hermano prendes?
|