Yo sé que si la viera
el dios del cuarto coche
causara nuevos celos
a Clicie y a Leucote;
menospreciara a Onfale,
el que la rueca pone
por el mayor trofeo
de sus trabajos doce.
Mas, para no cansarte,
si quieres que la copie,
mírate en el espejo
de ese cristal que corre,
que estando tú presente,
porque su vista goce,
no hay para qué sutiles
buscar comparaciones.
Metiéronla en el alma
ojos aduladores,
pagando, como el griego,
hospicios con traiciones.
Y yo sin mí y con ella
volví a ostentar perdones,
dando a mi patria vuelta
que con festivas voces
sus Venus y Narcisos,
de Amor aduladores,
alegres me esperaban
con triunfos y ovaciones.
Mi padre y dos hermanos,
no sé si así los nombre,
quisieron por mi cuello
desocupar balcones.
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