En Ceuta está don Julián,
en Ceuta la bien nombrada;
para las partes de aliende
quiere enviar su embajada.
Moro viejo la escribía
y el conde se la notaba;
después de haberla escrito
al moro luego matara.
Embajada es de dolor,
dolor para toda España;
las cartas van al rey moro
en las cuales le juraba
que si le daba aparejo
le dará por suya España.
España, España, ¡ay de ti!
en el mundo tan nombrada,
la mejor de las partidas,
la mejor y más ufana,
donde nace el fino oro
y la plata no faltaba,
dotada de hermosura
y en proezas extremada;
por un perverso traidor
toda eres abrasada,
todas tus ricas ciudades
con su gente tan galana
las domeñan hoy los moros
por nuestra culpa malvada,
si no fueran las Asturias,
por ser la tierra tan brava.
El triste rey don Rodrigo,
el que entonces te mandaba,
viendo sus reinos perdidos,
sale a la campal batalla,
el cual en grave dolor
enseña su fuerza brava;
mas tantos eran los moros
que han vencido la batalla.
No parece el rey Rodrigo,
ni nadie sabe do estaba.
¡Maldito de ti, don Oppas,
traidor y de mala andanza!
En esta negra conseja
uno a otro se ayudaba.
¡Oh dolor sobremanera!
¡Oh, cosa nunca pensada!,
que por sola una doncella,
la cual Cava se llamaba,
causen estos dos traidores
que España sea domeñada,
y perdido el rey señor,
sin nunca de él saber nada.