La vaca empantanada
Una vaca flaca como un estacón de ñandubay, quiso tomar agua en un charco y quedó empantanada. Debilitada por el hambre, viendo que no podía salir sola del paso, esperaba sin moverse la muerte, cuando por allí pasó el caballo.
Con mugido triste y mirada lánguida lo llamó en su auxilio, y el caballo, servicial por naturaleza, entró en el barro y empezó a ayudarla.
En la loma apareció en aquel momento el zorro. Se sentó, y de aficionado no más, contempló ese espectáculo tan raro de un servicio prestado con todo desinterés.
El caballo se tornó un trabajo bárbaro; levantó, tiró, empujó al animal embarrado. Se ensució de los pies a la cabeza; pero por fin, sacó a la vaca del pantano.
Y apenas estuvo ésta en piso firme, agachó la cabeza y lo quiso cornear.
El caballo, en su noble candidez, quedó estupefacto ante tal ingratitud; mientras que silencioso, con una sonrisa sardónica, se retiraba el zorro.