La víbora y la lima
de Esopo


A un taller de un herrero entró una víbora, pidiéndole caridad a las herramientas.

Después de recibir algo de todas, faltando sólo la lima, se le acercó y le suplicó que le diera alguna cosa.

— ¡Bien engañada estás - repuso la lima - si crees que te daré algo. Yo que tengo la costumbre, no de dar, sino de tomar algo de todos!


Moraleja: Nunca debes esperar obtener algo de quien sólo ha vivido de quitarle a los demás.