La sentencia de un alcalde

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La sentencia de un alcalde.

Un periódico del Brasil publicaba hace algún tiempo la sentencia que insertamos á continuación, dictada por un alcalde de monterilla:

«Vistos estos autos, y poniendo los ojos en Dios Nuestro Señor y en Nuestra Señora María Santísima; empuñando esta vara bermeja que actualmente tengo en la mano, y con la que me parezco á Moisés cuando tocaba la piedra de que hizo salir el sagrado vino con que apagó la sed á los hijos de Israel, que conducía á grandes rebaños para la tierra de promisión por mandado de Dios, que se le apareció en una zarza de fuego abrasado, y atendiendo al grande empeño de mi comadre la señora María de Silva , á quien soy muy obligado, atendiendo mas al cariño estraordinario y al deseo que tengo de servir á la esclava Catita, de quien tengo seis hijos, que por fuerza han de ser mis herederos; sin embargo de lo que los testigos han declarado en contra de esta bonita muchacha, mando: que no se proceda contra ella , que se le perdone la falta cometida, que las costas las pague el demandante A , y que pida perdón el domingo á mi esclava Catita por la malicia con que la demandó, no obstante tener razón.»