Nuevas fábulas
La semilla​
 de Felipe Jacinto Sala



-«Abriendo codicioso un hondo surco,
»me sepultó el mortal bajo la tierra,
»y allí en sus antros, solitaria y triste,
»vivía prisionera.
»Ni en mi quebranto alimenté rencores,
»ni en mis fatigas exhalé una queja:
»hoy afanosa mi prisión taladro,
»rompiendo de este suelo la corteza,
»porque quiero ofrecer flores y frutos
»a los hombres que injustos me encarcelan.»-





Noble semilla, que tan fiel practicas
los preceptos de Dios, ¡bendita seas!