La samaritana
Á MI QUERIDO MAESTRO Y AMIGO
DON LORENZO ADUNA.
LA SAMARITANA.
«Dadme á beber del agua de la vida»
Dijo Sarai á Cristo allá en Samaria,
Incrédula tal vez y temeraria.
Jesús al ver á la mujer perdida
Delante de él con la cabeza erguida
Cabe el brocal del pozo solitaria,
Levantó, como losa funeraria,
El velo de su historia envilecida.
Tiembla Sarai, espántale la oscura
Vergonzosa memoria del pasado:
«Dadme á beber» — repite, ansiando calma:
Del Redentor escucha la voz pura,
Y en medio de su lloro acrisolado
En aguas de la fé bañó su alma.