La sagacidad de un tonto

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La sagacidad de un tonto.

El famoso tonto de Lumpiaque, durmiendo en la cocina y encontrando que tenia baja la cabeza, se puso un cántaro por almohada, y viendo despues que estaba duro, lo llenó de paja para que estuviera mas blando.

Este es el mismo que puso media docena de bolas de nieve en el fuego, empeñado en que las habia de asar, y cuando sus amigos se burlaban de él por esta idea, les contestaba: — Lo cierto es, que si no se hubiera apagado el fuego, asadas estarían.

Un dia quiso cortar la rama de un árbol, que estaba seca. Toma una sierra, se sienta en la misma rama que queria cortar, y principia á serrar en la distancia que mediaba entre sus manos y el tronco.

Haceos cargo del talento de este hombre. Sierra que sierra, el corte estaba muy cerca de terminarse; entonces remojó la palabra con un buen trago del añejo, dió á la sierra con fuerza tres ó cuatro veces, y con esta operación y el peso de su cuerpo, el serrador y la sierra, la bota y la rama, cataplum, vinieron á parar al suelo desde lo mas alto del árbol, dándose el pobre diablo la mayor costalada que han visto los nacidos.