La resignación amorosa

La resignación amorosa
de Juan Meléndez Valdés


 ¿Qué quieres, crudo Amor? Deja al cansado   
 ánimo respirar solo un momento;   
 baste el veneno en que abrasarme siento,   
 y el dardo agudo al corazón clavado.   
 

 Ni duermo, ni reposo; y de mi lado  
 cual sombra huye el placer; ¡ah!, ¡qué lamento   
 suena en mi triste oído! De tormento   
 basta, Amor, basta, pues de mí has triunfado.   
 

 Le ruego así; y a mi dolor movido,   
 él me muestra la lumbre por que muero,  
 puro rayo de angélica hermosura;   
 

 yo me postro a adorarla, y encendido   
 en fuego celestial, penar más quiero,   
 y morir pido como gran ventura.