La pradera (1923)
de Felipe Pinglo Alva
vals peruano

La pradera que otrora tan lozana
llena de encantos ofrendaba su belleza
el invierno glacial todo ha truncado
ayer alegría y hoy todo es tristeza.

El rocío de la invernal mañana
cual bálsamo eficaz que mitiga las penas
pondrá su nota de eterno colorido
en lo que ayer fuera atributo de grandeza.

Como tiernas aves que amando y queriendo
al conjuro del sol estival
juraron amarse y unirse por siempre
pobres avecillas que a nadie hacen mal.

Salen de sus nidos a morir de frío
yertas por el viento terrible y glacial
mañana que venga la fiel primavera
ni aves ni las flores tampoco hallará.

Al pensar en la mujer que quise
la que en el prado me juró amor sincero
siento que un velo obstruye mis pupilas
y pugna el llanto por surgir violento.

Recuerdo entonces su falso juramento
pongo a los campos y al cielo por testigos
y desde entonces vivo siempre esperando
la hora del castigo a tan cruel desengaño.