La palma (Alarcón)

La palma
de Pedro Antonio de Alarcón


 La palma audaz que en el desierto crece
 hospitalaria acoge al caminante:
 grata sombra le presta, y abundante,
 sabroso fruto pródiga le ofrece.
 

 Al son del huracán fiera se mece,
 y cuanto recia más, más arrogante
 resiste, y más hermosa y elegante
 en los azares de la lid parece.
 

 Premio de la virtud es cada rama
 del árbol inmortal, don a que aspira
 el que trueca su paz por la victoria.
 

 Y ese don eres tú, perfecta dama,
 para el esposo que en tu amor se inspira,
 viendo en ti misma a tu rival la Gloria.