La nave rota
-«Piloto inhábil, que en terrible escollo
»hiciste zozobrar la nave mía;
»piloto inhábil, -exclamaba el náufrago,-
»el cielo te maldiga.»-
-«Me increpas sin razón; la mar traidora,
»de mansa que era se tornó bravía;
»y ella, no yo, llevándola a las rocas
»hizo la tabla astillas.»-
Y la mar dijo: -«El inconstante viento,
»en hora aciaga, desató sus iras;
»no me culpéis: su embravecido soplo
»volcó la navecilla.»-
-«Y ¿puedo, por ventura, poner vallas
»al poder invisible que me agita?
»¿No os conduzco a buen puerto muchas veces?
»¿De qué se me acrimina?»-
En resumen, el náufrago no supo
de donde el contratiempo procedía.
Negra, muy negra debe ser la culpa,
cuando todos la esquivan.