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​La inmunidad del Sagrado​ de Pedro Calderón de la Barca
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Sale el HOMBRE huyendo con asombro.
HOMBRE:

¿Adónde, de la justicia
de Dios, delincuente huye
mi temor, si no es posible
que de su vista me oculte?
Pues, cuando pudiera de alas
vestirme y sobre las nubes
volar al cielo, en el cielo
está Dios; cuando procure
de esotra parte pasarme
del mar, será vuelo inútil,
pues también de esotra parte
del mar Dios está; cuando use
de los senos de los montes,
haciendo que me sepulte,
de sus más cóncavas quiebras,
la elevada pesadumbre
de los montes, en los senos
está Dios; y, cuando apure
todo el universo y quiera
que a él el abismo me hurte,
aun en el abismo Dios
está. Esperar a que enlute
sus luces el sol, y a sombras
de la noche disimule
mi fuga, es error; que para
Dios aun las sombras son luces,
pues no hay día que le falte
ni noche que no le alumbre.

HOMBRE:

Y, supuesto que no hay
lugar que a mí me asegure,
no habiendo lugar que Él
en cielo y tierra no ocupe,
huya; no tanto porque,
que pueda esconderme, juzgue,
cuanto porque vea que hay
respeto en mí que rehúse
verle enojado. Y así,
sean mis solicitudes
que, ya que ha de hallarme, me halle
temeroso. Troncos, dulces
para mí un tiempo, ya amargos;
moradas flores y azules,
para mí un tiempo suaves
y ya ariscas, pues producen
vuestros matices espinas
que, más que halaguen, injurien;
si vuestras redes me amparan,
si vuestras hojas me encubren,
feliz seré aquel instante
que, hasta encontrarme, me busquen
los ministros de Justicia
que tras mí el jardín discurren.

HOMBRE:

Dadme, pues, en vuestro más
retirado albergue ilustre,
verde hospedaje en que pueda
esconderme.

(Al ir a subir al carro, que será un jardín con una fuente en medio, con una cruz y siete caños por remate, aparece a su puerta el ÁNGEL 1º con una espada en la mano.)
ÁNGEL 1º:

¿Dónde subes,
sangriento homicida?

HOMBRE:

¡Ten,
bello abrasado querube,
la espada, que -vara hoy
de justicia- hacer presume
prisión y castigo a un tiempo;
pues en ondeadas vislumbres
no hay vida que no amenace,
no hay muerte que no ejecute!

ÁNGEL 1º:

¡Date a prisión!

(Bajan los dos al tablado y el ÁNGEL 1.º le prende de la mano.)
HOMBRE:

Si es sagrado
el centro que en sí me incluye,
¿cómo en él prenderme quieres?

ÁNGEL 1º:

Como mi obediencia cumple
con llevarte a la real cárcel
del Mundo, que no me incumbe
a mí el juicio de si es
sagrado o no. Tú allá acude
a tus defensas.

(Llévale como por fuerza.)
HOMBRE:

¡Protesto!
¡Cielo, sol, luna, astros, nubes,
brutos, aves, peces, fieras,
días, noches, sombras, luces,
troncos, copas, fuentes, flores,
montes, valles, mares, cumbres,
que me sacan de sagrado!

ÁNGEL 1º:

Será en vano que repugnes
que de él te arroje.
(Cantado.)
¡Ah del mundo,
inferior centro a quien cubre
de ese dorado artesón
la iluminada techumbre!

MÚSICA:

(Dentro.)
¿Qué quieres? ¿Qué mandas? ¿Qué dices? ¿Qué ordenas?

ÁNGEL 1º:

Que atiendas, que oigas, que adviertas, que escuches.
(Cantado.)
¡Ah del mundo!

ECO 1º:

¡Ah del mundo!

ECO 2º:

¡Ah del mundo!

ÁNGEL 1º:

El frío letargo en que yaces sacude...

LOS ECOS:

El frío letargo en que yaces sacude...

ÁNGEL 1º:

...que hay divina voz que te manda...

LOS ECOS:

...que hay divina voz que te manda...

ÁNGEL 1º:

...que atiendas, que oigas, que adviertas, que escuches.

LOS ECOS:

...que atiendas, que oigas, que edviertas, que escuches.

HOMBRE:

Como blandos ecos oigo.

ÁNGEL 1º:

Que está en música, no dudes,
puesta su fábrica, y, cuando
su todo habla, es bien se ajuste
a natural armonía.

HOMBRE:

¡Oh, mi llanto no la turbe!

ÁNGEL 1º:

¡Ah del mundo!

LOS ECOS:

¡Ah del mundo!

(Salen TIERRA, MAR, AIRE y FUEGO, asidos unos de otros a unos trozos de cadena que traerán en las manos, y el MUNDO en medio del globo que formarán los cuatro, hasta que, empezando a representar, se aparta de ellos.)
MUNDO:

¿Quién llama?
Ya que cláusulas comunes
de tierra, mar, aire y fuego,
que quiso Dios que circunden
los términos de mi esfera,
quiere también que articulen...

ÉL y MÚSICA:

...que atienda, que oiga, que advierta, que escuche...

MUNDO:

¿Quién, pues, me llama?

ÁNGEL 1º:

Yo.

MUNDO:

Y, ¿qué
quieres?

ÁNGEL 1º:

Que, pues te presumen
-o ya lo lamente Job,
o ya Pablo lo articule-,
cárcel de la vida cuantos
pedirán que desanude
Dios sus lazos y les saque
de humanas esclavitudes,
que, a fuer de alcaide, este preso
recibas y le asegures
con las prisiones de humano,
hasta que su causa juzgue
el claro sol de justicia.

MUNDO:

¿Qué delito hay que le imputen,
para asentar la partida,
y que de él cure o no cure?

ÁNGEL 1º:

Un voluntario homicidio.
MUNDO Malicia el delito incluye.

(Sale la MALICIA.)
MALICIA:

¡Y cómo que incluye, pues
consigo a mí me introduce
en las cárceles del mundo,
para que en la servidumbre
le asista de su prisión!

ÁNGEL 1º:

Ya que a ella te reduje,
con las esperanzas, Hombre,
de que los tiempos se muden...
(Cantado.)
...llora, gime, padece, suspira y sufre.
(Vase.)

LOS CUATRO:

Preso nuevo a la cárcel del Mundo acude;
pague, pues, la patente.

HOMBRE:

¿Qué daros pude?

LOS CUATRO y MÚSICA:

Pues la entrada del mundo con eso cumples,
llora, gime, padece, suspira y sufre.

MUNDO:

¡Elementos!

LOS CUATRO:

¿Qué nos mandas?

MUNDO:

Que esa cadena que os une
eslabonados -haciendo
que más el concepto apure-,
al ser cárcel -pues ninguno
los márgenes interrumpe
en que ceñido a guardar
su línea se constituye-,
le pongáis; que, pues a cuatro
elementos se reducen
los cuatro humores, que son
de la ya mortal costumbre
ligaduras, no mal viene
que vuestros lazos le anuden.

(Pónenle las cadenas.)
MALICIA:

Y yo los remacharé,
pues en la Malicia suplen
visibles yerros los no
visibles que tras él truje.

LOS CUATRO:

Preso nuevo los lazos del Mundo apure;
pague, pues, la patente.

HOMBRE:

¿Qué daros pude,
si mi ser, ya que en eso la entrada cumple,...

ÉL y MÚSICA:

...llora, gime, padece, suspira y sufre?

MUNDO:

Trae el libro de la vida,
en que la partida apunte
de la entrega de este preso.

MALICIA:

(Saca un libro.)
Aquí está.

MUNDO:

¡Oh blanco volumen,
en que cuantos nazcan consten
hasta que su cargo ajusten
y de la cárcel del mundo
salgan, o bien donde purguen
sus delitos, o mal donde
los lloren!

HOMBRE:

¡Qué horror infunde
el verle!

MUNDO:

¿Cómo te llamas?

HOMBRE:

Iglesia.

MUNDO:

Ese nombre dude.
¿Qué es Iglesia?

HOMBRE:

Paraíso,
de cuyo nombre es bien use,
pues de él por fuerza me sacan.

MUNDO:

Y ¿qué es lo que de eso induces?

HOMBRE:

La inmunidad de que goza
para que...

MUNDO:

Di.

HOMBRE:

...no me juzguen
fuera de él, mientras que a él,
Mundo, no me restituyen
como a sagrado.

MUNDO:

Y ¿en qué,
cuando en aqueso te fundes,
fundarás que paraíso
sea Iglesia?

HOMBRE:

En tres comunes
lugares, que sabrás cuando
dividir su nombre escuches
en tres: terrestre, celeste
y espiritual.

MUNDO:

¿Qué arguyes
de ellos?

HOMBRE:

Que la Iglesia en todos
ser paraíso concurre.

MUNDO:

¿Cómo?

HOMBRE:

Paraíso terrestre,
si a Teodoreto construyes,
junta de frutos es, nombre
que a la Iglesia se reduce;
pues ella es junta de fieles,
que son frutos que fecunden
cielos y tierras. Celeste
es también, pues le traduce
Tomás...

MUNDO:

¿Qué?

HOMBRE:

...visión de Dios,
y la Iglesia no hay quien dude,
ser visión de Dios, pues es
aquella ciudad ilustre
que verá la Apocalipsis.
Espiritual, si acudes
al Casense, pues dirá
que, como a mí con virtudes
me puso en el paraíso
Dios cuando el alma en mí infunde,
así a su Hijo en la Iglesia
le pondrá, cuando se junten
divino y humano ser.

HOMBRE:

Y Tertuliano concluye
en que, como del costado
mío a la mujer produje,
Cristo del suyo a su Iglesia.
Conque en tres sentidos pude
-«terrestre para», «celeste
goce», «espiritual alumbre»-
fundar, no sin tres razones,
que la Iglesia se intitule
el paraíso de Dios,
donde viva, reine y triunfe.
Y siendo así que ya Iglesia
y paraíso se aúnen
a ser uno mismo, bien,
cuando de él me destituyen,
pretendo valerme de ella,
y, acúseme o no me acuse
la Culpa, «Iglesia me llamo».

MUNDO:

Mientras el fuero renuncies,
la competencia se forme,
tu abogado lo articule,
tu procurador lo alegue
y la Justicia lo ajuste,
dar cuenta de ti me toca.
Di el nombre; sepa quién hube
a cargo.

HOMBRE:

«Iglesia me llamo»;
y más no me lo preguntes,
porque no tengo otro nombre,
ni le he de tener, ni tuve.

MUNDO:

Cuando con eso te salgas
-que habrá quien lo dificulte-,
con restituirte sólo
como te hallaron se cumple
con la inmunidad. Y así,
no será bien que aventure
yo las costas que en la cárcel
del Mundo causes; procure,
pues, asegurarlas. ¡Tierra!

TIERRA:

¿Qué quieres?

MUNDO:

Que no tributes,
desde hoy, al Hombre tus frutos,
en que hago embargo.

TIERRA:

No dudes
que, desde hoy, de mí no tenga
en mis haberes más útil
que comer de lo que afane
y beber de lo que sude.

MUNDO:

Mar, en tus aguas también
le hago embargo, sólo guste
en terrestres minerales,
viciados tus arcaduces,
las amargas y salobres.

AGUA:

Y aun esas le haré que enturbie
él mismo por no mirarse.

MUNDO:

De los alientos le acude,
Aire, tú con sólo aquéllos
que suspirare.

AIRE:

Presumo
que tan contados serán
que, al ver que los disminuye,
con cada uno estaré a mira
de cuándo el número cumple.

FUEGO:

A mí no me digas nada.
Yo le empañaré mis luces
de nieblas, y haré que, a tiempos,
relámpagos le deslumbren,
a truenos que le estremezcan
y a rayos que le atribulen.

MUNDO:

Agora, sin que las costas
del carcelaje me usurpes,
sigue el pleito o no le sigas.

(Vase.)
LOS CUATRO:

Y lo que en la cárcel dures,
pues que nuestras patentes a eso reduces...

ELLOS y MÚSICA:

...llora, gime, padece, suspira y sufre.

(Vanse.)
HOMBRE:

Malicia, ¿cómo tú sola
no me dejas y no huyes
tú también de mí?

MALICIA:

Yo soy
un pobre diablo; no tuve
nada que en mí el Mundo embargue;
y así, sin que de mí cuide,
me dejó, porque se vea
cuán antigua es la costumbre
de no hacer el Mundo caso
del pobre.

HOMBRE:

También resulte
saber que el Mundo no aparta
las malicias; mas procure
apartarlas yo: conmigo
no vengas.

MALICIA:

Mientras no triunfes
con sentencia en favor, no
es posible que no dure
yo a tu lado.

HOMBRE:

Huiré de ti.

MALICIA:

Seguiréte yo.

HOMBRE:

No apures
mi paciencia, que no hay vicio
que siga a hombre que de él huye.

MALICIA:

Sí hay, mientras lleva arrastrando
la cadena.

HOMBRE:

No me ayudes
tú a llevarla que, pues fueron
de ella mis ingratitudes
los eslabones, yo solo
debo llevarla. Virtudes
celestiales, ya que fuistis
a mis ciegas inquietudes
ministros, seldo a mis quejas,
y, en la acción que se introduce
de que el sagrado me valga,
duélaos el ver que procure
echar de mí a mi Malicia,
por más que aflijan y angustien
mi vida acentos a quien
repetidamente escuche:

ÉL y MÚSICA:

Llora, gime, padece, suspira y sufre.

(Vase, llevando al hombro la cadena y, continuando la MÚSICA, salen, como oyéndola a lo lejos, la GRACIA, por una parte, y, por otra, la CULPA.)
GRACIA:

¿Qué hará en la cárcel agora
el Hombre infelice?

MÚSICA:

Llora.

CULPA:

En la prisión que le oprime,
¿qué hará agora el Hombre?

MÚSICA:

Gime.

GRACIA:

Cuánto mi pecho enternece
oír que, mísero,...

MÚSICA:

...padece.

CULPA:

Cuánto lisonjea mi ira
oír que, afligido,...

MÚSICA:

...suspira.

LAS DOS:

Y que, en mortal pesadumbre,...

LAS DOS y LA MÚSICA:

...llora, gime, padece, suspira y sufre.

LAS DOS:

¡Malicia!

MALICIA:

Dos me han llamado,
y, indiferente a los dos,
responderé.

LAS DOS:

¿Cómo?

MALICIA:

A vos
(A la GRACIA.)
alegre, y a vos turbado.
(A la CULPA.)
Alegre a vos, porque sé
(A la GRACIA.)
que os ha de agradar deciros
que, en los ásperos retiros
del mundo, el Hombre se ve
abatido y desdichado.
(Llora la GRACIA.)
Turbado a vos, porque infiero
(A la CULPA.)
que ha de pesaros cuán fiero
el extremo a que ha llegado
es, pues, su hacienda embargada,
perece el pobre señor,
(Alégrase la CULPA.)
si no es que de su sudor
coma. Mas la acción trocada
llego a ver, alegre vos,
vos triste.

GRACIA:

¿No ha de pesarme
su pena?

CULPA:

¿No ha de alegrarme
su mal?

MALICIA:

No entiendo a las dos.
Decid, Culpa, ¿vos no fuistis
en favor de quien lidió
en aquel duelo?

CULPA:

Sí.

MALICIA:

Y ¿no
fuistis, Gracia, quien le vistis
contra vos?

GRACIA:

Sí.

MALICIA:

¿Cómo os vio
tan trocadas su desgracia?

GRACIA:

Como eso es ser yo la Gracia,...

CULPA:

Y eso es ser la Culpa yo,...

GRACIA:

...que aun lidiando contra mí,
he de sentir su dolor.

CULPA:

...que aun lidiando en mi favor,
me he de holgar de verle así.

MALICIA:

Quizá uno ni otro ha de ser.

LAS DOS:

¿Cómo?

MALICIA:

Como en la prisión
declina jurisdicción,
diciendo le ha de valer
el sagrado, de que ha sido
violentamente sacado.

CULPA:

¿Cómo valerle sagrado
a un Hombre tan forajido?

MALICIA:

¿Qué sé yo? Pues sólo sé
que, por nuevo nombre y fama,
dice que Iglesia se llama.

CULPA:

¿Iglesia?

MALICIA:

Sí.

GRACIA:

Ya en mí fue
fuerza ampararle.

CULPA:

Primero
yo, como brazo seglar
a quien toca el castigar,
previne el juicio y espero
proseguirle.

GRACIA:

Yo también,
brazo eclesiástico, piensa
que sabré hacer su defensa.

CULPA:

El crimen soy, ante quien
la cabeza del proceso
está fulminada.

GRACIA:

En mí
estilo ordinario es...

CULPA:

Di.

GRACIA:

...oponerme al duro exceso
de tus sañudas violencias.

MALICIA:

Ordinario y crimen ya
hay, ¿qué va que el pleito va
a Sala de Competencias?

CULPA:

Yo llevaré la discordia
de que consta su malicia
al tribunal de Justicia.

GRACIA:

Yo, al de la Misericordia.

MALICIA:

Con que verán los mortales
formar, en sus conferencias,
la Sala de Competencias
de diversos tribunales.

CULPA:

No hará, porque, en caso igual,
el Consejo Real es quien
ha de juzgar.

GRACIA:

Está bien.
Mas, ¿quién al Consejo Real
le quita que, a estas sentencias,
sea sala, su regalía,
de competencias, el día
que juzga de competencias?

CULPA:

Fuerza es que ésta no se tuerza.

GRACIA:

Y fuerza estotra amparar.

MALICIA:

Conque se vendrá a fundar
todo en si hace o no hace fuerza.

(Vase.)
CULPA:

¡Lucero!

(Sale el LUCERO.)
LUCERO:

¿A qué me has llamado?

CULPA:

A que, pues viste el error
del Hombre, su relator,
un memorial ajustado
hagas dél.

LUCERO:

¿Qué error mortal
hay, que en memoria no esté
mía? Poco o nada haré
en hacer el memorial.

GRACIA:

¡Custodio!

(Sale el ÁNGEL 2º)
ÁNGEL 2º:

¿Qué es lo que quieres?

GRACIA:

Que, pues te dio el cielo nombre
de procurador del Hombre,
vea el Mundo que lo eres
en esta causa.

ÁNGEL 2º:

Sí haré,
porque tenga en su desgracia
ángel de justicia y gracia.

GRACIA:

Pues llámale a que te dé
poder.

(Llega el ÁNGEL a la prisión.)
CULPA:

Antes que él aquí
poder dé a procurador,
la confesión de su error
ha de hacer.

GRACIA:

¿Ante quién, di?

CULPA:

Ante quien le toca hacella.
¿Secretario de su vida,
su conciencia convencida
no es? Examínele ella.
Verás cómo no la puede
su error negar.

(Salen el MUNDO y la MALICIA, como arrojando al HOMBRE al tablado.)
HOMBRE:

¡Ah, tirana
Culpa! ¿No basta ser tú
de mis desdichas la causa,
sino hacerte agora parte
fiscal?

CULPA:

Claro es que no basta;
y pues principio asentado
ha sido en letras humanas
y divinas que la Culpa,
al que hoy la sirve, mañana
le fiscaliza, pasemos
al estilo de la instancia.
¿Cómo te llamas?

HOMBRE:

Iglesia
me llamo; y otra palabra
no esperes que de mí oigas;
que, el día que declinada
tengo la jurisdicción,
tú no eres mi juez, y a nada
obligado a responderte
estoy; pues, cuando hacer haya
confesión, será de ti,
mas no a ti, sino a la Gracia,
a quien del sagrado toca
la inmunidad. Y así, ingrata
Culpa, pues apelo a ella,
vea el Mundo, puesto entre ambas,
que en ti pude cometerla
pero en ella confesarla.
Pequé, Gracia, contra ti;
esta confesión me valga
para que mi causa tomes
a cargo y, piadosa, salgas
a mi defensa.

GRACIA:

Poder
da al procurador.

HOMBRE:

¿No basta
el suyo?

GRACIA:

No, que han de ser
tus acciones voluntarias.

HOMBRE:

Pues yo, voluntariamente,
(Al ÁNGEL.)
te suplico que me valgas.

ÁNGEL 2º:

En esa resignación
incluyo el poder. Repara,
Mundo, que el preso no entregues
a jurisdicción contraria,
pues ves por ahora inhibida
la Culpa, pena de tantas
censuras, que llegarás
a ver muertas y apagadas
en agua todas tus luces.

MUNDO:

No pases a pronunciarlas,
que ya me asusta el juzgarme
tal vez anegado al agua
y tal consumido al fuego;
yo lo oigo y le tendré en guarda
en tanto que, el mandamiento,
la que venciere la instancia,
o bien de restitución
o bien de muerte, me traiga.

(Vase.)
MALICIA:

¡No es nada lo que a decir
va de uno a otro!

HOMBRE:

Declarada
la competencia -¡oh!-, el cielo
ayude mis esperanzas.

(Vase.)
MALICIA:

Aunque en esta confesión,
el Hombre de sí me aparta,
no bien de sí me echa, en tanto
que el cargo no satisfaga.
Y así habré de estar con él.

(Vase.)
CULPA:

Aunque por el Hombre hagas
finezas que no le debes...

GRACIA:

Aqueso, Culpa, es ser Gracia;
pues, a debérselas, fuera
Justicia.

CULPA:

...no me acobarda
la competencia. En derecho
sabré informar, que así arrastra
mi ser las leyes; pues no
hubiera en la vida humana
culpa si no hubiera ley:
díganlo en sentencias varias
Ambrosio, Agustín, Tomás.
Pues, cuando en su culpa agrava
la transgresión de las leyes,
claro está que quebrantarlas
no pudiera sin saberlas;
y así, en Derecho, mi instancia
sabré fundar.

GRACIA:

Yo también
la mía, pues, a contraria
razón, leyes sabrá quien
las sabe para guardarlas.

LUCERO:

Pues ¿qué es, Culpa, lo que esperas?

ÁNGEL 2º:

Pues ¿qué es lo que esperas, Gracia?

LUCERO:

Al claro sol de justicia
en ruidosas voces clama,
que al mundo estremezcan.

ÁNGEL 2º:

Tú,
en sonoras voces blandas,
que al cielo, Gracia, enternezcan,
de misericordia llama
también al sol.

LUCERO:

Atendamos
a cuál responderá de ambas.

CULPA:

¡Oh tú, claro sol de justicia, a quien sirve
de sacro dosel el celeste zafir;...

GRACIA:

(Cantado.)
¡Oh tú, de piedad claro sol, a quien es
sagrado sitial el purpúreo viril;...

CULPA:

...tú, que a rumbos los ámbitos corres
del orbe, ilustrando uno y otro cenit;...

GRACIA:

(Cantado.)
...tú, que inmoble los ciñes, pues nunca
se vio que tu oriente transcienda el nadir;...

CULPA:

...tú, a cuyos rayos agobian los montes
la más elevada y erguida cerviz;...

GRACIA:

(Cantado.)
...tú, a cuyo albor, humildes los valles
su falda guarnecen matiz a matiz;...

CULPA:

...escucha mi voz, pues no por ser mía
debió tu Justicia dejarla de oír;...

GRACIA:

(Cantado.)
...atiende a mi llanto, pues debe, por mío,
tu Misericordia a su ruego acudir;...

CULPA:

...rasga, pues, a relámpago y trueno,
las nubes que densas te embozan en sí;...

GRACIA:

(Cantado.)
...las nubes que en sí te recatan, despliega
en hojas de rosa, clavel y jazmín;...

CULPA:

...y pues que por mí eres sol de venganzas,...

GRACIA:

(Cantado.)
...y pues de piedades sol eres por mí,...

CULPA:

...que te halle permite...

GRACIA:

(Cantado.)
...permite te encuentre...

CULPA:

...mi voz horrorosa!

GRACIA:

(Cantado.)
...mi acento sutil!

(Suenan las chirimías y ábrese el carro del sol, y vense dentro de él, sentados en un trono, la JUSTICIA, con una espada desnuda, a la mano izquierda y a la derecha la MISERICORDIA, con una oliva.)
JUSTICIA:

Ya, en solio de luz, el sol de justicia,
¡oh Culpa!, te oye.

MISERICORDIA:

 (Cantado.)
Ya en trono feliz
de estrellas, ¡oh Gracia!, el sol de piedades
y misericordias también te oye a ti.

CULPA:

Pues ya que, de más tribunales que uno,...

GRACIA:

(Cantado.)
...su juicio compone quien va a competir...

CULPA:

...en justicia,...

GRACIA:

 (Cantado.)
...en misericordia...,

CULPA:

...oíd,...

GRACIA:

(Cantado.)
...escuchad.

JUSTICIA:

Empezad.

GRACIA:

(Cantado.)
Proseguid.

CULPA:

Puesto, divina Justicia,
que prender al Hombre mandas
y das audiencia a la Culpa,...

GRACIA:

(Cantado.)
Puesto, Piedad soberana,
que preso una vez el Hombre,
audiencia das a la Gracia,...

CULPA:

...ante ti, como fiscal
-pues es consecuencia clara,
ya lo dije, que la Culpa
es la acusación del alma-,...

GRACIA:

(Cantado.)
...como abogada ante ti
-pues cierto es ser abogada
la Gracia día que dijo
María quien dijo gracia-,...

CULPA:

...parezco a expresar agravios
de quien inhibirme trata
la jurisdicción, queriendo
que al Hombre el sagrado valga.

GRACIA:

(Cantado.)
...a implorar auxilios vengo,
para que al Hombre, a quien sacan
de sagrado sitio, a él
le vuelvan sus esperanzas.

CULPA:

(Cantado.)
¡Justicia!

GRACIA:

¡Piedad!

ÁNGEL 2º:

Y en clemencia...

LUCERO:

En venganza...

ÁNGEL 2º y GRACIA:

(Cantado.)
...tremola la oliva.

CULPA y LUCERO:

...esgrime la espada.

JUSTICIA:

Divina Misericordia,
ya una vez hecha la causa,
y siendo yo quien le prende
y a quien el delito agravia,
no puedes dejar de verla
tú en justicia.

MISERICORDIA:

La demanda
puesta una vez de que el Hombre,
pues del sagrado se ampara,
sea oído, tú tampoco
puedes dejar de aceptarla
en misericordia.

JUSTICIA:

Pues,
para que el relator traiga
el pleito y la relación
venga a hacer, el día señala
a su vista.

LUCERO:

Ya está aquí
la relación ajustada.

ÁNGEL 2º:

Sí, pero no están corridos
los términos que al reo faltan
de gozar.

JUSTICIA:

Pues en estado
venga, y las partes citadas,
que yo y la Misericordia,...

MISERICORDIA:

...que yo y la Justicia,...

JUSTICIA:

...hermanas
de un parto,...

MISERICORDIA:

...hijas de un concepto,...

JUSTICIA:

...un principio,...

MISERICORDIA:

...una sustancia,...

JUSTICIA:

...poder,...

MISERICORDIA:

...ciencia,...

JUSTICIA:

...amor,...

MISERICORDIA:

...ministros...

JUSTICIA:

...de la Causa de las causas,...

MISERICORDIA:

...la sala a la competencia
formaremos.

JUSTICIA:

Y formada
una vez, pronunciaremos
sentencia que es bien a ambas;...

MISERICORDIA:

...a cuya vista, las puertas
abiertas,...

JUSTICIA:

...a cuya instancia,
público el juicio, dirá
el tiempo,...

MISERICORDIA:

...dirá la fama...

LAS DOS:

...que otra vez vuelva a verse si se restauran,...

MÚSICA:

...otra vez vuelva a verse si se restauran,...

LAS DOS:

...en los términos de otra legal batalla,...

MÚSICA:

...en los términos de otra legal batalla,...

LAS DOS:

...alegóricos duelos de Culpa y Gracia.

MÚSICA:

...alegóricos duelos de Culpa y Gracia.

(Con la música y chirimías, vuelve a cerrarse la apariencia.)
LUCERO:

Para que la citación
conste a la parte contraria...

ÁNGEL 2º:

Porque los términos corran
sin atrasar esperanzas...

LUCERO:

...tú, Culpa, segunda vez,
el cielo a bramidos rasga.

ÁNGEL 2º:

...segunda vez, Gracia, tú,
a quejas el cielo ablanda.

CULPA:

Sí haré, con David diciendo,
cuando a Dios pida venganzas:

GRACIA:

Sí haré, en el Eclesiastés
diciendo cuando le amansa:

CULPA:

«Para exaltarte a ejercer
iras, Señor, te levanta».

GRACIA:

(Cantado.)
«En el día del pecado,
Señor, tu Piedad ensalza».

LUCERO:

Con ese terror no dudes...

ÁNGEL 2º:

Cree que con esa templanza...

TODOS y MÚSICA:

...otra vez vuelva a verse si se restauran
en los términos de otra legal batalla
alegóricos duelos de...

(Interrumpen canto y voces, clarines y cajas en el carro de la nave, y, dando vuelta, se ven en ella algunos marineros, y el MERCADER en la popa, con banda, plumas y bengala.)
TODOS:

(En la nave.)
¡Amaina, amaina!

CULPA:

¿Qué misterioso bajel
es el que, sobre las aguas,
a tomar tierra, corriendo
viene mortales borrascas?

GRACIA:

¿Qué hermosa nave es aquella
que, a soplos de austros y auras,
aun con el alba viniendo,
viene sin romper el alba?

LUCERO:

Parece que del Ofir
el rumbo tray. Y las blancas
flámulas de paz demuestran
ser el Mercader, que anda
buscando la margarita
preciosa.

ÁNGEL 2º:

En el rojo nácar
de sus jarcias más semeja
-según alegres se cambian,
de un encarnado arrebol,
cielo y tierra- que retrata
la nave del Mercader,
que ya de trigo cargada
viene a abastecer el mundo.

CULPA:

Aunque ambas señas son malas
para mí, pues margarita
o trigo me afligen ambas,...

GRACIA:

Aunque para mí ambas señas
alientan mis confianzas...

CULPA:

...no por eso he de dejar
de proseguir la empezada
notificación, que al viento
irá esparciendo mi rabia.

GRACIA:

Ni yo la que al cielo harán
mis siempre piadosas ansias.

ÁNGEL 2º:

Pues diga tu amor...

LUCERO:

Pues digan tus sañas...

(Voces, música, cajas y trompetas, y todo a un tiempo, y da vuelta la nave.)
TODOS:

...que otra vez venga a verse si se restauran,
en los términos de otra legal batalla,
alegóricos duelos de Culpa y Gracia.

(Vanse los cuatro.)
MERCADER:

Amaina, amaina la vela,
y tome puerto en la playa
del mundo esta nave que hoy,
combatida de las aguas,
triunfante se verá cuando
vea su vaga inconstancia
que no bastó a sumergirla
aunque bastó a zozobrarla.
 (Bajando al tablado.)
Amaina, digo otra vez,
y, pues que soy con quien hablan
esas repetidas voces,
da fondo y aferra el ancla
sin hacer salva a los montes,
que no faltará quien haga,
dando al suelo paz y al cielo
gloria, en mi venida salva.

MERCADER:

Ninguno a tierra conmigo
venga, en consecuencia clara
de que nadie tomó tierra
como yo, y ser yo a quien llaman
alegóricos duelos de Culpa y Gracia.
¡Salve, oh cárcel de la vida,
cuyas prisiones me atan,
ya al yelo que me estremece,
ya al calor que me desmaya,
ya al cansancio que me aflige,
a la sed que me maltrata
y al hambre que me fallece,
sujeto a las destemplanzas
de mortales propensiones!
Salve y admite en tu estancia
al que, el logro de sus ciencias,
a hacer demonstración alta
de ser la Sabiduría,
en esa nave se embarca;
pues el día que, las dos
que litigan, una clama...

ÉL y CULPA:

(Dentro.)
...«para exaltarle a ejercer
iras, Señor, te levanta»,...

MERCADER:

...a tiempo que la otra dice
en más dulce consonancia...

ÉL y GRACIA:

(Dentro.)
...«en el día del pecado,
Señor, tu piedad ensalza»...

MERCADER:

...claro está que soy yo a quien,
una y otra, a un tiempo llaman,
pues a la Misericordia
y Justicia invocan ambas,
siendo como son Justicia
y Misericordia, en sacra
competencia, cada una
entera mitad del alma;
y más cuando las dos dicen,
mezclando queja y templanza...

LOS TRES:

(A un tiempo.)
...«para exaltarte a ejercer
iras, Señor, te levanta;
en el día del pecado,
Señor, tu piedad ensalza».

(Salen detrás de una reja, que estará en el tercero carro, el HOMBRE y la MALICIA con una caña y un sombrero en ella.)
MALICIA:

¡Duélanse de aquestos pobres!

HOMBRE:

¿Qué es, Malicia, lo que tratas?

MALICIA:

Pues que por nuestra prisión
sucesivamente pasan
los siglos, a fuer de preso,
pedirles limosna. ¡Hagan
bien a estos encarcelados
tristes y afligidos!

HOMBRE:

Calla,
Malicia, porque, si tú
la pides, ¿quién ha de darla?

MALICIA:

Quien la da a cojos hechizos
y mancos adrede.

HOMBRE:

Aparta,
que a mí me toca pedirla.

MALICIA:

Pues toma sombrero y caña.

HOMBRE:

¿Para qué? Que esta limosna
pedirla con llanto basta.

MALICIA:

Pues pídela con un salmo.
Veamos con él lo que alcanzas.

(Vase.)
MERCADER:

La parte allí de la Culpa
castigo pide y venganza,
cuando piedad y clemencia
pide aquí la de la Gracia;
conque entre Misericordia
y Justicia, en soberana
cuestión, dudara, a poder
dudar yo, escuchando a entrambas.

HOMBRE:

Desde el más profundo seno,
Señor, más lóbrega estancia,
a ti clamé. Oye mis voces,
haciendo los oídos abra
de tus piedades la humilde
deprecación de mis ansias.

MERCADER:

Mas, tercera voz escucho,
a la parte que sonaba
la de la Gracia, trocando
en quien llora lo que canta.
El Hombre es y dice:

HOMBRE:

¿Quién
sustener podrá a tu airada
justicia el golpe, si tú
sus iniquidades guardas?

MERCADER:

Desde el calabozo gime.
¡Oh, qué de cosas retrata
ver que desde un limbo diga!...

HOMBRE:

Desde la noche hasta el alba,
desde el alba hasta la noche,
Israel tenga esperanza
que está la Misericordia
con el Señor, en quien se halla
copiosa la redención,
día que él mismo restaura
todas las iniquidades.

(Vase.)
MERCADER:

En llanto la voz trocada,
tras sí me lleva. ¡Mortal,
llora, que aunque en Dios no haya
más ni menos, hay un cierto
reservado amor que añada
accidental gloria el día
que, el peso, hacia la balanza
de gracia y misericordia,
el fiel con el llanto carga!
¡Gracia!

(Sale la GRACIA leyendo en un libro.)
GRACIA:

¿Quién me nombra? Pero
no lo digas, que dejara
de serlo si no supiera
quién eres; bien que, turbada
de verte en estos desiertos,
vida y sentidos se pasman.
¿Qué venida al mundo es ésta
y en traje que me retrata
al muerto género humano,
de quien traes la semejanza,
como revivido en ti?

MERCADER:

La de querer hacer sabia
demonstración de mis ciencias
en la alegórica instancia
de la vista deste pleito,
enseñando al mundo cuánta
mi eterna sabiduría
es. Y así, cuando sulcaba,
mercader de trigo y perlas,
esas salobres campañas
del mar de la vida, oyendo
las voces que al cielo daban
Gracia y Culpa, tomé tierra;
y, aunque llamado de entrambas,
a ti me incliné primero
que a la Culpa. ¿Qué estudiabas?

GRACIA:

Las leyes que he de alegar.

MERCADER:

Y ¿qué es lo que en ellas hallas?

GRACIA:

Nada que no sea en el Hombre
romperlas y quebrantarlas,
pues la natural y escrita
ofendió.

MERCADER:

Esas leyes pasa;
ve a la tercera, quizá
texto habrá que satisfaga
la acusación de la Culpa.

GRACIA:

Desde aquí las hojas blancas
del libro están todas.

MERCADER:

Pues
muestra, que yo he de llenarlas,
cumpliendo de ese volumen
lo que a la Escritura falta,
con la nueva información
que, en derecho, en favor haga
del Hombre, ya que a su llanto
me compadecí.

GRACIA:

Aunque nada
dudo en tu poder, tu amor
y tu ciencia, me acobarda
haber de verse en justicia
su pretensión, soberana
esencia, tan igual tuya,
tan tu ser, tan tu sustancia,
como la misericordia.

MERCADER:

Ley habrá que satisfaga
la justicia y restituya
al sagrado de su patria
al Hombre.

GRACIA:

¿Dónde está?

MERCADER:

Atiende.

(Hablan los dos aparte hojeando el libro, y salen por otra parte LUCERO y CULPA con otro libro.)
LUCERO:

En fin, Culpa, que no hay tabla
de primera y de segunda
ley que infinito no agrava
del Hombre el delito.

CULPA:

Y tanto
que le excluye y que le aparta
de cuantas defensas puede
la Gracia hacer, pues no alcanza
su poder a lo infinito
de su culpa. Pero, aguarda,
 (Ve a los dos.)
¿qué perdido pasajero,
ya de aquesa nave salga,
ya de esos montes descienda,
es el que con ella habla,
y en la ley, pues es su libro
el que hojean?

LUCERO:

No sin causa
me admira, Culpa, que tú
no le conozcas, ni haya
tenido yo más noticias
de él que tú.

CULPA:

¿Cuándo su entrada
sería al mundo que a los dos
se escondiese?

LUCERO:

No sé. Llama
al Mundo que nos lo diga,
pues a los umbrales se halla
de su prisión.

(Llega a la reja y en baja voz, llamándole, sale el MUNDO.)
CULPA:

¡Mundo!

MUNDO:

¿Qué es
lo que quieres?

LUCERO:

Que nos hagas
sabidores quién ha sido
aquel hombre.

MUNDO:

Si os espanta
no conocerle, a mí y todo,
con asombro de que haya
de haber pluma que decir
pueda que, al verle en su estancia,
aún no le conoció el mundo.
Llega tú a saberlo.

CULPA:

Helada,
confusa, absorta, suspensa,
yerto el pecho, muda el habla,
balbuciente el labio, atado
el corazón, presa el alma,
al irme a acercar a él
mover no puedo la planta.

MUNDO:

Llega tú, pues que no puede
llegar a él la Culpa.

LUCERO:

Tanta
es la ira que al llegar
a hablar con él me arrebata
que estaba por tomar piedras
que usar, en vez de palabras.

MUNDO:

¿Huyendo vuelves?

LUCERO:

¿A quién
su semblante no acobarda?

MUNDO:

¿Qué hará al Mundo, si a los dos
turba?

MERCADER:

Con esto, en la sala
alega esta nueva ley
que a escribir voy, que en su instancia
yo daré la explicación

(Vase.)
GRACIA:

Si tú las das, y a alegarla
llega la Gracia, ¿quién duda,
que será la «ley de gracia»?

(Vase.)
MUNDO:

Síguele, Culpa.

CULPA:

No puedo.

MUNDO:

Síguele, Lucero.

LUCERO:

Vana
es mi osadía.

MUNDO:

¿Quién vio
al Mundo en confusión tanta
como un hombre ha introducido
en él?

CULPA:

Más es la que falta,
pues dijo que a escribir -según veloces
a mí llegaron sus lejanas voces-,
en el monte se queda,
nueva ley que la Gracia alegar pueda,
y tan solo se halla
en él -con el fervor de meditalla-
que, a sueño, sed, cansancio ni hambre atento,
sólo con respirar vive contento.
Pobre porción conforta
su angustia, mas tan mísera, tan corta,
que es de sólo silvestres frutas llena.
¡Oh, no pase a viandas de otra cena,
mas pase al ver, cuando de estancia mude,
que será donde llore, gima y sude,
tan en sangre bañados sus verdores
que tiña en sacra púrpura las flores!
Ya una vez meditada
la ley que ha de escribir, no bien cortada
caña la pluma infiero;
el papel, la corteza de un madero;
y la tinta, la sangre que derrama.
¡Oh, ¿para cuándo?

(Las chirimías y atabalillos.)
LUCERO:

Mira que nos llama
la salva en que se indicia
que la Misericordia y la Justicia
concurren ya.

CULPA:

Pues lo historial dejemos
y a lo mixto alegórico tornemos.
Ven, que aunque nueva ley la Gracia arguya,
¿qué Iglesia hay a que al Hombre restituya?

(Vanse los dos.)
MUNDO:

¿Quién creerá que ha quedado
el Mundo tan suspenso, tan turbado
que, hasta ver la sentencia
de tanta misteriosa competencia,
no cobrará perdidos los alientos?
Y así, asistido de los elementos,
a la vista he de hallarme; y bien lo fundo,
pues esta causa ha de constar al mundo.

(Las chirimías y atabalillos, y salen por una parte el ÁNGEL 1.º, la TIERRA y el FUEGO, el LUCERO, la CULPA y la JUSTICIA, con un CORO de música; y, por otra, el ÁNGEL 2.º, el MAR y el AIRE, la GRACIA y la MISERICORDIA, con otro coro; dan vuelta en dos alas al tablado, al compás de la música, hasta llegar a verse MISERICORDIA y JUSTICIA.)
ÁNGEL 1º:

(Cantado.)
¡Venid, mortales, venid;...

ÁNGEL 2º:

...venid, venid a la vista...

ÁNGEL 1º:

...del pleito que tratan la Gracia y la Culpa...

ÁNGEL 2º:

...y misericordia han de ver y justicia!

CORO 1º:

¡Venid, mortales, venid;...

CORO 2º:

...venid, venid a la vista...

CORO 1º:

...del pleito que tratan la Gracia y la Culpa...

CORO 2º:

...y misericordia han de ver y justicia!

ÁNGEL 2º:

Venid, que a todos os llama...

ÁNGEL 1º:

Venid, que a todos os cita...

ÁNGEL 2º:

...el procurador de las misericordias.

ÁNGEL 1º:

...el ejecutor también de las iras.

TODOS:

¡Venid, venid a la vista
del pleito que tratan la Gracia y la Culpa,
y misericordia han de ver y justicia!
¡Venid, mortales, venid;
venid, venid a la vista
del pleito que tratan la Gracia y la Culpa,
y misericordia han de ver y justicia!
¡Venid, que a todos os llama;
venid, que a todos os cita
el procurador de las misericordias,
el ejecutor también de las iras!

TIERRA:

La Tierra que te dio el fruto
bien es, Culpa, que te asista.

AGUA:

Y a ti, Gracia, el Agua, pues
las lágrimas te ministra.

FUEGO:

Bien como Justicia, el Fuego,
a ti que los rayos vibras.

AIRE:

Y a ti, gran Misericordia,
el Aire con que suspiras.

MUNDO:

Conque, dividido el Mundo
en bandos, se significan
las diversas opiniones
que en esta causa militan,
haciendo que todos juntos
una y otra vez repitan:

TODOS:

¡Venid, mortales, venid,
venid, venid a la vista,
del pleito que tratan la Gracia y la Culpa,
y misericordia han de ver y justicia!
¡Venid, mortales, venid!
¡Venid, venid a la vista
del pleito que tratan la Gracia y la Culpa,
y misericordia han de ver y justicia!
¡Venid, que a todos os llama;
venid, que a todos os cita
el procurador de las misericordias,
el ejecutor también de las iras!

MISERICORDIA:

Otra vez a tus brazos
rinda la oliva de mi paz.

JUSTICIA:

En lazos
de opuesta unión, también miré embotada
yo otra vez la cuchilla de mi espada;
pues, por aquesta vista,
dirá el profeta poético salmista
que se vio la verdad nacer del suelo,
y la justicia descender del cielo,
y que cuando una y otra se miraron,
la paz y la justicia se abrazaron.
Deja tú, a quien la puerta
guardar tocó, la de este juicio abierta.

ÁNGEL 1º:

Ya lo está, pues ha entrado
a él todo el mundo.

JUSTICIA:

Llega; éste es tu lado.
El relator prosiga
el hecho.

(Siéntanse las dos; a la mano derecha la MISERICORDIA.)
LUCERO:

Y, en silencio, el Mundo diga
que se atienda a la vista...

ÉL y MÚSICA:

...del pleito que tratan la Gracia y la Culpa,
y misericordia han de ver y justicia.

LUCERO:

En real jardín soberano
a un desafío salió
el Hombre, en que muerte dio
a todo el género humano;
esconderse intentó en vano,
y, llevado a la prisión
del Mundo, es su confesión
ser de sagrado sacado.

ÁNGEL 2º:

Y hasta volverle a sagrado
declina jurisdicción.

JUSTICIA:

La parte hable de la Culpa.

CULPA:

En cuatro puntos fundado
hace un criminal delito
mayor o menor su cargo.
Estos son: la gravedad
de él; por quién fue ejecutado;
contra quién; y con qué causa.
Discurra agora en los cuatro.

CULPA:

Tan graves de este proceso
son todos, que en él no hallo
tan sólo uno por quien deba
el reo ser escuchado
en las defensas que intenta
jurisdicción, declinando
seglar; pues, cuanto a delito,
homicidio es voluntario;
cuanto a quien le cometió,
una vil criatura; cuanto
contra quién, contra el Criador;
y la causa, tan liviano
interés como la fácil
golosina de un bocado;
de suerte que no hay menor
circunstancia, menor rasgo
en el cuerpo del delito
que no esté a voces clamando
capital pena de muerte,
pues que la ley quebrantando
natural, ni a Dios amó
ni al prójimo; y si pasamos
del derecho natural
divino al escrito en mármol,
también natural divino,

CULPA:

veremos su soberano
precepto, tabla segunda,
ley quinta, tan quebrantado
que dice después su glosa
-Mateo, evangelio cuarto-
«quien mata, muera», por boca
del legislador más sabio.
Hasta aquí la gravedad
del delito es; y pasando
a quien le comete -atento
a ley que manda en tal caso
considerar la persona
y la causa del agravio-,
nada en su favor milita,
pues, siendo considerado
el sujeto, es el vil polvo
del lodo, el mísero barro
del limo, que fue y será
gusano de los gusanos.

CULPA:

Y, si vamos a la causa,
tan leve es que es un vedado
fruto solo -a quien gozaba
el dulce sabor de tantos-,
con que le agrava la ley
-tocada también de paso-
de repúblicas, que hicieron
penas aparte al ingrato.
De suerte que, convencido
a que debe morir, vamos
a que no debe gozar
la inmunidad del sagrado
-que es lo que a esta sala toca-,

CULPA:

primeramente, fundado
en que hay lesa majestad,
pues contra Dios conspirando
pretendió ser como Dios;
y, aunque es principio asentado
que no le valga esención
de divino ni de humano
fuero al traidor, no tan sólo
de aquesta razón me valgo,
sino aun de otra mayor, que es
la consecuencia que saco
de todo este antecedente,
para que aun de sus descargos
consten mis acusaciones.

CULPA:

El mismo primero espacio
donde cometió el delito
fue de donde fue sacado;
o él era sagrado o no;
si no lo era, intenta en vano
valerse de él; si lo era,
él fue a quien se hizo el agravio,
pasándose de homicidio
a sacrilegio, y es llano
que al que el sagrado violenta,
supuesto que sojuzgado
queda a su divino fuero,
valer no debe el sagrado.

MISERICORDIA:

La parte hable de la Gracia.

GRACIA:

Sí haré, en estilo contrario;
pues cuanto asombrando dijo
la Culpa, diré llorando.
(Cantado todo esto en estilo recitativo.)
Lo grave del delito
empiezo confesando
-y que está dignamente
a muerte condenado-,
para que en mí se vea
que defender no trato
la parte de lo injusto,
sino la de lo sacro.

GRACIA:

Y así, en cuanto a que sea
tal del Hombre el pecado
que le eche y destituya
de su piadoso amparo,
aquella ley alego
del poder que ha gozado
la regia potestad;
pues que no se da caso
que el príncipe no pueda
dispensar; y es en tanto
más rey en cuanto más
remite sus agravios:
más puede perdonar
Dios que él pecar. Y en cuanto
a que el sagrado excluya
al que ofende el sagrado,
echadiza serpiente,
con alevoso trato,
en él a la mujer
persuadió, con que es llano
que el engaño fue quien
le violó; y en tal fracaso,
vale el sagrado a quien
le pierde por engaño.

GRACIA:

Y es tanto lo que estima
Dios de él el culto santo
que ciudades enteras
-del Jordán hable el paso-
manda que le dediquen,
sólo porque en sus claustros
tengan los delincuentes
seguridad y amparo.
Y siendo así que dijo
por Ezequiel su labio:
«en cualquier hora que
llore el Hombre escuchado
de mí será», y prosigue,
por él mismo jurando:

GRACIA:

«¡vivo yo!, que no quiero
-que hay juramentos santos-
del pecador la muerte,
sino humilde y postrado,
que se convierta y viva;
bien su remedio aguardo».
Pues justo es con dos textos,
del mismo Dios entrambos,
y dos sagrados, pues
también son dos sagrados
paraíso y Iglesia,
que uno le valga, cuando
tiene uno para paga
y otro para resguardo.

CULPA:

¿En qué ley ese segundo
sagrado hallas, que no alcanzo
yo ni en natural ni en escrita?

GRACIA:

En la de Gracia.

CULPA:

Aquí en blanco
está lo demás del libro,
¿qué ley es que no la hallo?

(Sale el MERCADER con la cruz que sacó al principio el cielo, y con terremoto se turban todos.)
MERCADER:

La que yo escribí con sangre
en las cortezas de este árbol.

CULPA:

Pues, ¿cómo...? Si... ¿Cuándo...? Yo
no puedo mover el labio.

LUCERO:

Ni yo respirar alientos.

MUNDO:

Ni yo no padecer pasmos.

(El terremoto.)
UNOS:

¡Qué admiración!

OTROS:

¡Qué prodigio!

MUNDO:

De mis elementos cuatro,
igual es la confusión.

MISERICORDIA:

Deja asombrar los humanos.

JUSTICIA:

Sí haré, y aun a los divinos.

ÁNGEL 1º:

Claro está, si aun yo me espanto.

ÁNGEL 2º:

Claro está, si aun tiemblo yo.

CULPA:

A pesar de asombros tantos
no rendida -en vano aliento-
he de hablar -respiro en vano-:
peregrino mercader,
que ya de trigo cargado,
ya de hermosas margaritas,
en los estériles campos
del mundo, tomaste tierra,
del muerto género humano
revividas las cenizas,
¿qué ley es la que -pasando
de una metáfora en otra:
de mercader a abogado-
en favor alegar piensas
del Hombre?

MERCADER:

La que ha citado
la Gracia, por quien verás
que «ley de gracia» la llamo.

CULPA:

Y ¿qué esperas conseguir
de ella?

MERCADER:

Que, del Hombre el daño
viendo en los términos mismos
el remedio, sea al sagrado
restituido.

CULPA:

¿En los mismos
términos?

MERCADER:

Sí.

CULPA:

Al cómo vamos.
Por más que el Hombre confiese,
gima y llore su pecado,
siendo como es infinito,
no puede todo su llanto
satisfacción infinita
dar en tan supremo grado
que satisfaga en rigor
de justicia. Y más hoy cuando,
de mí aclamada, a este juicio
asiste.

MERCADER:

Sí puede, dado
que haya mérito infinito
que, divinamente humano,
por él satisfaga.

CULPA:

¿Cómo?

MERCADER:

Del primero Adán pasando
la deuda al segundo Adán.

CULPA:

Segundo Adán, ¿dónde o cuándo
le hay?

MERCADER:

Ve acordando el primero,
irás el segundo hallando.

CULPA:

El primero Adán, del sumo
poder de Dios, fue criado
a su hechura y semejanza
en el damasceno campo.

MERCADER:

De ese mismo poder fue,
si no criado, engendrado
a imagen suya el segundo
Adán en el real palacio
de más superior esfera.

CULPA:

El primero, trasladado
del hermoso paraíso,
fue al verde florido espacio.

MERCADER:

También el segundo, pues
fue el primero feliz paso
que dio al bello paraíso
de un virgen fecundo claustro.

CULPA:

La feria sexta o el día
sexto, a quien después llamaron
véneris, fue del primero
Adán el oriente claro.

MERCADER:

El día viernes, del segundo,
no fue oriente sino ocaso;
que en él, lo que erró naciendo
uno, otro enmendó expirando.

CULPA:

El primero, por hacerse
divino, quebró un mandato.

MERCADER:

El segundo, por cumplir
un decreto, se hizo humano.

CULPA:

La hora de prima sería
cuando, viéndose hermoseado,
se desvaneció soberbio.

MERCADER:

A esa hora misma fue cuando
se afeó, humillado, estotro
al improperio tirano
de sacrílegas salivas.

CULPA:

La de tercia entró triunfando
éste en los reales jardines.

MERCADER:

Esa misma, ensangrentado,
salió de Jerusalén
estotro para el Calvario.

CULPA:

Entre ella y la sexta, éste
extendió al árbol la mano.

MERCADER:

Y estotro, entre tercia y sexta,
también extendió los brazos
sobre el ara de la cruz.

CULPA:

En ella gustó el bocado
dulce a él y amargo a todos.

MERCADER:

Y en ella, el sabor trocado,
probó el mirrado licor,
dulce a todos y a él amargo.

CULPA:

Del paraíso a la nona
fue por justicia sacado.

MERCADER:

Por misericordia a él,
fue a esa misma hora llamado
otro homicida, sangriento,
alevoso, temerario
facineroso, cruel
y ladrón, que es, para el caso
de hoy, no poca consecuencia.

CULPA:

¿Qué importa, si desdichado
y preso el primero Adán,
fue a esa hora condenado
a comer pan de dolor?

MERCADER:

Mucho, que en ella, el costado
del segundo Adán, abierto,
fuente fue de siete caños
de cuyos divinos siete
sacramentos el más alto
fue otro pan de vida.

CULPA:

¿Pan
de vida?

MERCADER:

Sí, pues, dejando
de ser pan, pasó a ser carne
y sangre, transustanciado
debajo de sus especies
mi cuerpo en su velo blanco.

CULPA:

¿Quién lo dice?

MERCADER:

Yo lo digo.

CULPA:

Y ¿bastas tú?

MERCADER:

Sí, yo basto,
que soy la misma Verdad.

CULPA:

No más, no más, porque a tanto
prodigio, tanto misterio,
me deslumbro; y, confesando
que en términos me has vencido,
dudo, gimo, tiemblo y pasmo.

(Cae a sus pies la CULPA amortecida.)
LUCERO:

Y yo, vencida la Culpa,
áspid soy; tras ella arrastro,
pecho por tierra, las duras
escamas en que me abraso
hasta arrojarme a sus pies.

(Cae el LUCERO también a sus pies, y con los versos que dicen, la JUSTICIA atraviesa la espada en la cruz que tiene el MERCADER en la mano, y la MISERICORDIA la oliva, poniendo cada una el pie sobre los dos, de manera que el MERCADER, en medio con la cruz, la CULPA y el LUCERO, postrados, la JUSTICIA y la MISERICORDIA triunfando de ellos, forman las armas de la Inquisición, con la cruz, la espada y la oliva.)
JUSTICIA:

Cuando no os rindierais ambos,
os rindiera yo a los golpes
de mi espada.

MISERICORDIA:

Yo, a los ramos
de mi oliva.

MUNDO:

Cielos, ¿qué
jeroglífico han formado
la cruz, la espada y la oliva,
a sus plantas sus contrarios?

JUSTICIA:

El que escudo de la Fe
será, habiendo yo llegado
a ver, del primero Adán
lo infinito del pecado,
con el mérito infinito
del segundo, restaurado;
tan en términos que, en todo
rigor de justicia, me hallo
satisfecha; pues dirá
en su explicación Bernardo
que, hallándose a un tiempo Dios
de la justicia llamado
y de la misericordia,
con ambas cumplió, dejando
a la justicia que muera
quien fue a muerte condenado,
pero, a la misericordia,
que muera en mejor estado.

JUSTICIA:

Y así, atenta a la divina
nueva ley de gracia, fallo
-pues la justicia es que muera
y la gracia a más descanso-
que debe restituido
ser el Hombre del sagrado
a la inmunidad, supuesto
que el eclesiástico brazo
de la gran misericordia
no hace fuerza en este caso,
día que el que satisface
sacrificio es voluntario.
Y así, Gracia, pues la nueva
ley que alegas ha sacado
tan en favor la sentencia,
publícala desde el alto
monte tú, del Nuevo ya
Testamento.

GRACIA:

Feliz llanto
fue el mío, pues, convertido
en dulce festivo canto,
subirá al cielo.

ÁNGEL 2º:

Contigo
iré, pues interesado
soy como procurador.

ÁNGEL 1º:

Y yo con los dos, mostrando
que el Ángel, aunque el castigo
ejerza tal vez mandado,
siempre es amigo del Hombre.

GRACIA:

Ven, Mundo, porque, en estando
publicada la sentencia,
abras tu seno, entregando
el preso, pues mandamiento
de restitución llevamos.

(Vanse los tres.)
MUNDO:

Id, que ya os sigo, porque,
antes de entregarle, aguardo
saber quién me ha de pagar
las costas que en mí ha causado.

CULPA:

Y yo, antes que le entregues,
vuelta del mortal desmayo,...

LUCERO:

Yo, antes que le restituyas,
vuelto del fiero letargo,...

CULPA:

...le haré otro requerimiento.

LUCERO:

...y yo le echaré otro embargo.

MERCADER:

¿Qué es el tuyo, Culpa?

CULPA:

Que
sepa el Hombre que el sagrado
que hoy le vale no es quedar
libre, sino reservado
por agora del delito,
pues siempre queda obligado
a la deuda de la Culpa.

LUCERO:

El mío es que cada y cuando
que yo le llegue a encontrar
fuera de la Iglesia, usando
mal de sus preceptos, puedo
volverle a prender.

MERCADER:

A entrambos
riesgos, remedio tendrá:
el tuyo, Culpa, en el baño
del bautismo; el tuyo, fiera,
en el sacramento santo
de penitencia; y el tuyo,
Mundo, que a las deudas salgo
del Hombre yo.

MUNDO:

¿Y qué tesoro
podrá afianzar esos gastos?

MERCADER:

El tesoro de la Iglesia.

LOS TRES:

Y ¿dónde está?

MERCADER:

En el soberano
sol de la misericordia
y la justicia. Sus rayos
vuelva a abrir; verás que, donde
una y otra se juntaron,
se coloca de este inmenso
misterio la Fe, mostrando
que al bueno es misericordia,
bien como justicia al malo.

MERCADER:

(Ábrese segunda vez el sol y vese, donde se vieron JUSTICIA y MISERICORDIA, un altar, y en él, el Sacramento.)
Y esto a tiempo que la Gracia,
la sentencia publicando
a cielo y tierra, despliega
en tornasoles y rasgos
de paz el hermoso iris
pajizo, azul, rojo y blanco,
diciendo, para que conste
a todos misterio tanto:

(Sube en una elevación la GRACIA y a sus lados los dos ángeles y, desplegándose, queda formado un iris, quedando la GRACIA en medio y los dos ángeles en los dos extremos.)
GRACIA:

(Cantado.)
¡Albricias, albricias, que el género humano,...

ÁNGEL 1º:

...muerto del primero Adán a las manos,...

ÁNGEL 2º:

...a las del segundo revive, gozando...

LOS TRES:

...nuevo paraíso en nuevo sagrado!

TODA LA MÚSICA:

¡Albricias, albricias, y viva mostrando
que, en los términos mismos, los mismos pasos,
el remedio vino que vino el daño.

MUNDO:

Ya, pública la sentencia,
la puerta a la prisión abro.

(Abre el MUNDO la cárcel y salen el HOMBRE y la MALICIA.)
MALICIA:

¿Qué es lo que pasa por mí,
que tan otro de ella salgo?

HOMBRE:

Volverte a ser inociencia.
Y, pues a tus pies postrado,
hoy, Señor, misericordia
y justicia veo en mi amparo,
te suplico que, pues puedo,
ya de la prisión en salvo,
sagrado elegir, que sea
no el de que fui desterrado,
sino el de la Iglesia, donde
continuamente adorando
esté aquel gran Sacramento,
milagro de los milagros
de poder, ciencia y amor.

CULPA:

Fuerza es que, perdonado
el Hombre, huya de él la Culpa.

(Vase.)
LUCERO:

Y fuerza es que yo, temblando,
huya de aquel sol divino.

(Vase.)
MERCADER:

Esa nave en que he buscado
la preciosa margarita
-que en la ley de gracia hallo-
para esposa de mi imperio,
y en que el trigo también traigo
-materia de aquel divino
Sacramento- tu sagrado
sea, pues es de la Iglesia
la nave. Sube a ella, en tanto
que a mi primer paraíso
vuelvo yo, significando,
que a mi primer patria vuelvo
triunfante.

(Sube el uno al jardín y el otro a la nave.)
HOMBRE:

Feliz me embarco
en ella.

TIERRA:

Feliz quien dio
materia a misterio tanto
en los frutos de la tierra.

AIRE:

Feliz el que dio a los labios
aire con que se pronuncien
las cinco palabras, dando
a ella la forma.

FUEGO:

Feliz
quien en su fuego ha inflamado
el corazón que le admita.

AGUA:

Feliz quien da agua a su llanto.

MUNDO:

Feliz mundo el que se ve
en el Hombre restaurado.

JUSTICIA:

Feliz justicia que llega
a verle justificado.

MISERICORDIA:

Feliz la misericordia
que ve a la gracia triunfando.

MALICIA:

Y la inociencia feliz,
restituida a su estado.
Y más si, como es sentencia
la que el perdón ha ganado,
se dilatase el perdón
a que la ganase el auto,
cuando la nave a la vela
se hace -inspirada del austro-
con el Hombre; el Mercader
sube al solio soberano,
de su primer paraíso;
y la Gracia, publicando
la sentencia, mereciese
decir en común aplauso.

TODOS:

¡Albricias, albricias, y viva mostrando,
que en los términos mismos, los mismos pasos,
el remedio vino que vino el daño!
(Sonando a un tiempo chirimías y música, y representando los demás, da vuelta la nave con el HOMBRE, el iris con la GRACIA, el MERCADER en el jardín, y el Sacramento en el sol, con que, cerrándose las apariencias da fin el auto.)