La ingratitudSerafín Estébanez Calderón
La blanca rosa que embalsama el viento,
inclinando su corola divina,
tributo paga al agua cristalina
que fértil le regó su verde asiento.
Trisca en la jaula el colorín contento,
y en armónico son gozoso trina,
si así agradar más fácil imagina
al que le presta pródiga el sustento.
Premia al besar la cándida paloma
el ardor cariñoso de su amante,
y el altivo desdén a su afán doma:
Mas tú a mi amor más dura que diamante
desoyes de mi labio el tierno idioma,
siempre esquivando mi pasión constante.