La indecisión
de Jacinto de Salas y Quiroga

 Cada vez que sin conmoverte
 mi tierno llanto ves correr,
 deplorando mi triste suerte
 me ofrezco no volverte a ver.
 Pero si acaso una sonrisa
 llego en tu boca a descubrir,
 lloro, suspiro, mi Luisa,
 y aquí a tus pies juro morir.

 Cuando el requiebro de otro amante
 veo que escuchas con placer,
 acusándote de inconstante,
 me ofrezco no volverte a ver:
 mas si hacia mí, dueño adorado,
 llegas tu vista a dirigir,
 si ves mi llanto con agrado,
 aquí a tus pies juro morir.

 Si pienso que mi ardiente anhelo
 de ti no puede merecer
 ni una palabra de consuelo,
 me ofrezco no volverte a ver.
 Mas si imagino que algún día
 a mi amor te podrás rendir,
 siento renacer la alegría,
 y aquí a tus pies juro morir.