Cesen las fiestas, cesen ya las galas,
no haya más regocijo, caballeros.
Resistamos la furia del contrario
que está agraviado y viene riguroso,
que con tanto secreto y tanta prisa
que ha igualado su prisa y el secreto.
Baje Otón a mi tierra, Otón se atreve
contra elección que aprueba todo el mundo
con bendición y gusto del Pontífice
no ve que a la verdad es imposible
contrastarla jamás poder humano
si no es por los pecados de su dueño.
Esa esperanza tuvo, esa arrogancia
encubrió la humildad con que pedía
la sagrada corona deste imperio.
¡Oh, corona envidiada, si alcanzarte
cuesta lo que juzgar Rodulfo puede,
no será conservarte menos gloria!
¡A las armas, valientes caballeros!
Resistamos a Otón, que es arrogante,
y al que corre furioso: solo un niño
que se detenga le derriba al suelo.
Desdoblad mis banderas y las águilas
de Roma coronadas justamente,
que yo quiero regiros en persona.
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