La gata mujer
de Félix María Samaniego


Zapaquilda la bella
Era gata doncella,
Muy recatada, no menos hermosa. 
Queríala su dueño por esposa,
Si Venus consintiese,
Y en mujer a la Gata convirtiese. 
De agradable manera
Vino en ello la diosa placentera, 
Y ved a Zapaquilda en un instante 
Hecha moza gallarda, rozagante. 
Celébrase la boda;
Estaba ya la sala nupcial toda
De un lucido concurso coronada; 
La novia relamida, almidonada,
Junto al novio, galán enamorado; 
Todo brillantemente preparado, 
Cuando quiso la diosa
Que cerca de la esposa
Pasase un ratoncillo de repente.
Al punto que le ve, violentamente, 
A pesar del concurso y de su amante, 
Salta, corre tras él y échale el guante.


Aunque del valle humilde a la alta cumbre 
Inconstante nos mude la fortuna,
La propensión del natural es una
En todo estado, y más con la costumbre.